El gato pesaba 18 kilos en septiembre de 2012, cuando fue rescatado por personas de un refugio de Richardson, en Texas, Estados Unidos.
Así estaba en 2012.
Pero después de casi tres años de lucha, Skinny logró bajar 10 kilos y ahora es un gato sano y feliz con la capacidad y la agilidad de un cachorro.
La clave para lograr bajar los 10 kilos fue la perseverancia de su nueva dueña, Brittney Barton, quien acompañó a su mascota en la cinta caminadora y lo obligó a trabajar duro por cada grano de comida. "Estoy contenta con el estado que tiene ahora. Lo que le sobra es piel", explicó la veterinaria al sitio Dallas News.
"Es un gato grande", definió Barton sobre Skinny, que tiene ocho años y no podía casi caminar al momento en que fue rescatado del jardín de una residencia de Richardson. Mirá como quedó.