La solución del problema de la violencia es una tarea tan grande de combatir. Los jugadores de Belgrano y Talleres se unieron anoche en el juego contra Independiente para mostrar un gesto de unión en una sociedad contagiada de la locura del fanatismo. El minuto de silencio solicitado quedó opacado tras la silbatina a Belgrano. No se puede creer que se llame pasión a la violación del concepto de rivalidad y a esa actitud bipolar del ser humano en donde caben expresiones tan distantes en la escala de valores. Mientras la vida se escapaba del cuerpo de Emanuel Balbo, una hinchada hipócrita le gritaba "gallina p.., la p... que te parió", otro le robaba las zapatillas, y otros tantos lo filmaban. Cuota aparte se merece la participación de la política y de la justicia en el tratamiento del problema.
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