El pasado martes, un avión de la empresa Southwest Airlines vivió momentos dramáticos en pleno vuelo cuando el motor explotó y en medio del aterrizaje de emergencia, una mujer fue succionada hacia el exterior de una ventanilla que se había roto.
La parte superior del cuerpo de la pasajera quedó afuera de la nave. Una enfermera que estaba a su lado le practicó técnicas de reanimación cardiopulmonar durante 20 minutos, luego de que otras personas ayudaron a regresarla a su posición inicial. Sin embargo, perdió la vida luego de ser hospitalizada.
Hubo solo siete heridos y una víctima fatal, que fue identificada como Jennifer Riordan (43), ejecutiva y madre de dos hijos, oriunda de Albuquerque, Nuevo México. Después del desenlace trágico, se conocieron los resultados de la autopsia que determinaron por qué perdió la vida.
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Trozos de metal y otros materiales impactaron en la cabeza, cuello y el torso de Riordan, según informaron las autoridades aeronáuticas estadounidenses. Por lo tanto, fue a causa de los golpes y no por un paro cardíaco. La muerte fue caratulada como “accidental”.