Hoy en día un futbolista puede jugar hasta los 35 o 36 años -salvo excepciones y sin tener en cuenta a los arqueros-. Pero cuando jugar al fútbol se convierte en un sufrimiento, la carrera puede acortarse mucho más. Eso le pasó a Álvaro Domínguez: con solo 27 años le dijo adiós a su pasión por una lesión en su espalda.
"En el campo era un profesional y fuera un inválido. Con el paso del tiempo tuve que empezar a pedir a mis amigos que me hicieran la compra, la comida", reveló el ya exjugador. Un presente durísimo para un defensor que jugó en Atlético de Madrid y en la selección de España (dos amistosos en 2012).
Actualmente Domínguez militaba en el Borussia Mönchengladbach de Alemania, club con el que se fue disconforme porque sintió que no lo cuidaron. "No merece la pena vivir así con 27 años. Es incomprensible que un club como el Borussia M. permita esto", indicó en declaraciones a la radio española Cadena Ser.
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Sus fuertes dolores lo obligaron a operarse dos veces y le impidieron jugar con continuidad durante los últimos dos años. "Mi objetivo ahora es vivir sin dolor", reveló el defensor central. "Cuando me di cuenta de que me faltaba la salud, pensé que el fútbol era lo de menos. Quería tomarme un helado sin querer irme a la cama", contó al diario Marca.
"A nadie le gusta ser un inválido con 27 años, pero es el precio que voy a tener que pagar", indicó en un video en Twitter en el que agradeció a los hinchas del Atlético y del Borussia.