Hay millones de mujeres que se han revelado contra le felocracia, el poder que ejercen los hombres por el simple hecho de tener un pene. La vocación mutiladora tiene manifestaciones culturales, antropológicas, sociológicas, sicológicas, etc. En la intimidad, existe una actitud expresa de suprimir el miembro varonil para generar un alto grado de padecimiento, anhelado y pensado sin ser ejecutado.
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