Desde 2015, Volkswagen tuvo que salir a recomprar más de 300 mil autos con motores diésel. El motivo fue el gigantesco escándalo por trucar el software que modificaba los datos de emisiones contaminantes de esos vehículos, que eran mucho mayores a las informadas.
Luego de que la justicia estadounidense actúe, la firma comenzó a adquirir los modelos fraudulentos. Para acumular los más de 300 mil autos, utilizó 37 depósitos gigantes en distintos estados.
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Los lugares van desde un estacionamiento en un estadio de fútbol americano hasta un terreno de 54 hectáreas vecinas a un aeropuerto de California del Sur. Utilizando los servicios de Google, se pueden ver con claridad las filas de autos a la intemperie.
Hasta el momento, solo pudo revender 13 mil modelos y está lejos de recuperar los 7.400 millones de dólares que gastó en corregir el engaño. Hasta febrero, enviaron más de 437 mil cartas de recompra a ciudadanos estadounidenses.
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"Los autos se almacenan de manera provisional y cuentan con un mantenimiento rutinario para asegurar su operabilidad y calidad a largo plazo", tranquilizó la vocera de la marca alemana, Jeannine Ginivan. Sin embargo, de no cambiar el panorama de ventas, no se descarta la destrucción de los vehículos.