“Hemos llegado a que un litro de cerveza cuesta menos que una gaseosa, que la leche y el agua mineral”. Esta aseveración que desató la polémica, se hizo luego de la campaña masiva de la principal marca de cerveza en nuestro país, bajo el lema “pacto porrón”.
Precisamente, ese pacto que plantea la campaña, va dirigido a aquellos que se inician en la bebida. En este caso le “venden” a través de una estrategia publicitaria muy bien pensada, un producto “barato” y comprometido con el cuidado del medio ambiente. En la cuestionada propuesta, la “cervecita” que ofrecen cuesta menos que un “agüita” y encima el envase vuelve a utilizarse (porrón a $10 con botella retornable).
Los primeros que pusieron el grito en el cielo son los integrantes del Consejo Intersectorial de “Abordaje de las Adicciones” de Córdoba, compuesto por representantes del gobierno provincial, de las universidades, fundaciones y del Comité Interreligioso por la Paz. Hicieron un pedido para que se intervengan las campañas, considerando que esto allana el camino al consumo indiscriminado de esta droga legal. Eso, acá o en la China se llama: Prohibir.
¿Es bueno o es malo todo esto? Podríamos reflexionar juntos.
- ¿Por qué es necesariamente malo ofrecer un producto muy requerido por los jóvenes, a un costo al que todos pudieran acceder sin distinción de bolsillos? (en muchos países del primer mundo la cerveza es más barata que el agua).
- ¿Por qué es necesariamente malo pedir la devolución de un envase, si eso promete una reutilización del mismo, evitando que vaya a parar a la basura? Tal vez la verdadera discusión no esté ahi. Sino mucho más escondida.
Y esa realidad está escrita en estudios a los que también tiene acceso el Consejo Intersectorial. Esos números indican que el inicio de consumo promedio en Córdoba está entre los 11 y 13 años. Lo primero con lo que empiezan es la cerveza, y después siguen por bebidas con más alcohol, azucaradas como puede ser el vodka o el fernet.
Tal vez, la discusión que nos debemos todos, empezando por algunos que conforman este Consejo Intersectorial de “no sé cuánto”, sea: ¿Cómo hacer para que los chicos no se inicien en forma tan temprana en la bebida?
¿Cómo “abordar” el tema de las adicciones sin coartar? Los tiempos han cambiado, y también las conductas.
En el pasado, el consumo de alcohol era “habilitado” de alguna manera por los padres, quienes, en el seno mismo de la familia, daban el si implícito para que los jóvenes comiencen a tomar alcohol. Está claro que esa modalidad se ha relajado absolutamente a partir de las ya famosas “previas”, convertidas en maratónicas horas de consumo indiscriminado de alcohol, antes de salir de joda.
También está claro que se ha reforzado la necesidad de “pertenecer”, o de ser aceptado como par, y eso lamentablemente se mide con el consumo de alcohol. En muchos casos es mal visto que alguien tire la frase “no consumo alcohol”.
Convencer a través de la información y la educación…tal vez esa sea la clave. Convencerlos, en OTRAS CAMPAÑAS QUE AÚN NO SE PENSARON, que la cerveza es más barata, pero el agua más sana. Que no hace falta tomarse el “porroncito” del kiosco con amigos para “ser parte”. Que el alcohol es una DROGA, legal, pero DROGA al fin.
No sé qué publicistas brillantes trabajan tras estas campañas del pacto porrón. Ni cuánto ganan por ello. No sé si serán bien caros. Pero cuántos gastos superfluos colman las gestiones gubernamentales, como para justificar contratarlos para nosotros. En realidad para ellos, para los chicos, para nuestros chicos. Para contarles que el alcohol no es un juego, o una cruzada ambientalista. Pero parece que es más barato PROHIBIR QUE EDUCAR.-