El escenario para la campaña gruesa fue muy favorable hasta el 15 de enero con el envión de las lluvias pero cambió radicalmente cuando el calor empezó a sembrar dudas.
Las altas temperaturas comenzaron a afectar a la soja y al maíz en Córdoba y si bien hay expectativas de una campaña superadora a la anterior, los productores no se animan a hablar de récord.
Desde el campo advierten que las próximas semanas serán claves teniendo en cuenta que los cultivos atraviesan el período crítico para la definición de sus rendimientos. La misma preocupación expusieron en Buenos Aires.
“Hay de todo. Como las lluvias han sido muy dispersas hay lugares que están menos complicados y otros muy complicados”, afirmó en diálogo con ElDoce.tv Patricio Kilmurray, presidente de Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez).
El productor de La Carlota dijo que allí observan “buena cantidad de humedad” y aseguró que “si no se corta la lluvia estará resistiendo a pesar de las altas temperaturas”.
Gabriel De Raedemaeker, otro dirigente ruralista con producción en la zona de Oliva, señaló que “para la primera quincena hubo un buen aporte de humedad pero después se trancó del todo”. Planteó que “estas temperatura tan altas durante un tiempo prolongado le pueden pasar facturas al estado de los cultivos”.
La Bolsa de Cereales de Córdoba realizó un relevamiento hasta el 21 de enero marcando que “la mayoría de los lotes se encontraban entre excelente y muy buen estado” pero mostraron cautela por el cambio en las condiciones.
“Sabemos que estamos atravesando una ola calor y puede afectar, aumentar o afianzar el estrés térmico”, indicó la ingeniera Betina Bourges, analista del Departamento de Información Agronómica de la Bolsa.
Bourges valoró las precipitaciones de la primera quincena de enero, pero advirtió por las consecuencias del granizo. En soja los daños fueron en un 13% de la superficie sembrada en la provincia y en maíz un 12%. “Las zonas más afectadas fueron en el centro y sur de Córdoba”, precisó.
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Por su parte, Kilmurray consideró: “No está en riesgo el cultivo, pero en la medida en que falte el agua la pérdida de rendimiento se va a notar”.
“El tema es que el cultivo al hacer sombra mantiene el perfil de humedad en la tierra, pero en las hojas de arriba a las que les da el sol a pleno con 38 o 40 grados se complica”, detalló.
De Raedemaeker admitió la necesidad de que las lluvias vuelvan pronto y explicó: “Si bien todavía no es una situación terminal, es preocupante que se prolongue mucho en el tiempo”.
A pesar de las temperaturas extremas, hubo un pequeño alivio en una franja del sudoeste cordobés que el miércoles a la madrugada registró precipitaciones de entre 12 y 70 milímetros, aunque el calor sigue acuciando.
Nicolás, un contratista rural de esa región, le comentó a ElDoce.tv que “hasta el 15 de enero se sembró y después se clavó todo”. “Las plantas empiezan a tener manchones, es raro que aguanten si no llueve, muchas se van a quemar”, agregó tras recorrer campos de Sampacho y alrededores. “Esperemos que se equivoquen los pronósticos y llueva antes de lo que dicen”, se ilusionó.
La preocupación es generalizada. Con la expectativa de revertir las últimas campañas castigadas por la sequía, algunos se lo toman con humor. “Nueva técnica antiestrés”, posteó un ingeniero cordobés en Twitter en una práctica que llamó “agroyoga”.
¿Récord?
Las próximas semanas comenzarán a hacerse las primeras estimaciones y el contexto climático será determinante para el futuro de la producción.
Consultada por ElDoce.tv sobre una posible cosecha récord, la ingeniera Bourges respondió: “No me animo a decir récord pero sí sería mejor al año pasado. Veníamos de años de mucha sequía y esta vez en octubre, noviembre y diciembre hubo bastante lluvia, pero todo puede pasar”.
La Bolsa de Cereales espera tener las primeras estimaciones a comienzos de marzo, pero aseguraron que “en términos de lluvia viene mejor”.
Kilmurray, por su parte, evaluó: “Las hectáreas sembradas están, si no falla el rinde estaríamos hablando de una cosecha no se si récord pero sí muy importante”.
Al factor meteorológico se le suma la incertidumbre por la caída del precio internacional de la soja. En el mercado de Chicago la oleaginosa tuvo seis semanas consecutivas en baja y un informe de Infobae estimó que Argentina podría perder más de 3.000 millones de dólares.