Sofía Chaparro, policía de la bonaerense desde hace 12 años, quedó bajo la lupa de la Justicia federal de Orán (Salta) tras la explosión de su auto Ford Fiesta cuando cargaba GNC en una estación de servicio. Una lluvia de polvo blanco sorprendió a más de uno hasta que se conoció que era cocaína escondida en el tanque.
La agente quedó detenida e imputada por el delito de transporte de estupefacientes agravado por su calidad de funcionaria. Pese a que pidió el arresto domiciliario, el juez federal Jorge Gustavo Montoya se lo negó y dictó su prisión preventiva por 60 días por la gravedad del hecho, el riesgo de fuga y entorpecimiento procesal.
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La mujer se negó a declarar y responder preguntas. Sin embargo, según publicó Clarín, dio una breve versión de los hechos. Aseguró que desconocía del cargamento y que el vehículo lo acababa de sacar de un taller mecánico.
A su vez, explicó que había viajado a Salta para que sus tres hijos de 9, 13 y 14 años, que estaban con ella al momento de la explosión, visitaran a su padre, de quien se separó recientemente. Aclaró que se disponía a regresar a Buenos Aires y que se encontraba en la ciudad de Colonia Santa Rosa por razones laborales.
El juez federal dijo en radio Mitre Córdoba que intentan determinar si Sofía Chaparro “es parte eslabón o integrante con carácter de jefatura de una organización trasnacional”. Si bien aún es materia de investigación, indicaron que “las reglas de la lógica indican que la cocaína provenía de Bolivia”. “Presumo que usó a sus hijos como una suerte de pantalla para lograr impunidad”, apuntó.
La sargento trabajaba en la comisaría séptima de La Matanza y estaba con carpeta médica. Mientras avanza la investigación, fue apartada de sus funciones, de acuerdo a lo que revelaron desde la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense a Clarín.
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