“No tiene ni una prueba suficiente para tenerme de este lado”. Con estas palabras y desde la cárcel de Bouwer Gustavo Herrera apuntó contra la fiscal Silvana Fernández y aseguró ser inocente.
Desde octubre, el hombre de 35 años está detenido e imputado por homicidio calificado por el uso de arma de fuego. Es el principal sospechoso por el crimen de Gabriela Pérez, su hermana, quien murió tras la balacera que tuvo lugar en el acto del Sindicato de Obreros y Empleados de Empresas de Limpieza, Servicios y Afines de Córdoba (Soelsac).
En diálogo con Arriba Córdoba aseguró que es un “perejil”. Además, sostuvo que nunca mantuvo ningún tipo de vínculo con las fracciones de los gremios. “Tampoco trabajé para la empresa de Sergio Fittipaldi, mis hermanas trabajan ahí nomas, No tengo ninguna clase de vínculo con ellos, con ninguno”, subrayó.
Al ser consultado por qué la fiscalía apuntaría contra él sin pruebas, contestó: “La fiscal no está creyendo, la fiscal está denunciando, sigue creyendo que soy pero pero todas las pruebas que tiene, ¿dónde están?”.
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“No tiene la prueba, está pidiendo una prueba de 20 días, ¿me entiende? De 20 días para tener algo concreto contra mí, no tiene nada, nunca va a encontrar nada concreto contra mi porque yo nunca estuve ahí”, agregó. Y amplió: “Me dijo que yo maté a mi hermana cada vez que fui a declarar. Me quiere poner loco, me quiere hacer pasar por loco”.
Lo que dice que hacía al momento del crimen
Herrera dijo que en el momento del tiroteo estaba solo en su casa. “Me había peleado con mi esposa, unos días anteriores, y ella se había ido a la casa de su mamá”, narró.
“Estaba comiendo unos criollos y tomando yogur cuando, de repente, se sienten unos bocinazos en la puerta de mi casa. Salgo y estaba mi hermana Celeste en el auto”, contó. Según el detenido, sus familiares le pidieron que subiera al vehículo y, en el interior del auto, le contaron sobre el ataque.
“Le pegaron un tiro a Gabi en el Club Yapeyú en el cuello, me dicen, fue la barra brava de Talleres, me cuentan”, agregó. Según Herrera, se dirigieron al Aspiración de Urgencias pero, a mitad de camino, se enteraron de que la víctima no estaba en el centro de salud y tuvieron que regresar.
Ese mismo día, por la tarde, el hombre se habría enterado de la muerte de su hermana. “Vino mi hermana toda llorando, diciéndome que estaba muerta. Me la habían matado, y con eso sufro todos los días, la tengo colgada aquí en el cuello a su cara”, cerró.