“Toleré esta situación tres meses, ya lloré todo lo que tenía que llorar. Ahora voy a largar todo, queremos que lo que pasó con mi hermano se haga visible”. Con estas palabras Verónica Ríos resumió el calvario que vive desde el 26 de diciembre cuando encontró el cadáver de Guillermo Ríos.
El paramédico fue brutalmente asesinado durante el último verano. Su cuerpo fue abandonado en su casa de la localidad de Las Rabonas, en Traslasierra. Según su hermana, quien lo halló, tenía claros signos de violencia. La autopsia preliminar confirmó que murió a causa de un golpe fatal que recibió en la cabeza.
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Por el caso hay dos detenidos: José Ignacio Rodríguez (21), imputado por homicidio agravado por el vínculo y hurto calamitoso, y Rocío Ayelen González (22), acusada como partícipe necesaria. La causa es investigada por la fiscal Analía Gallaratto y los familiares de la víctima se constituyeron como querellantes particulares.
Fuentes judiciales indicaron a este medio que la elevación a juicio es inminente. “Las pruebas que hay contra los acusados son contundentes”, subrayaron. Sin embargo, en diálogo con ElDoce.tv Verónica reclamó que se incluya en el expediente a un grupo de policías.
El principal reclamo de la familia
La mujer aseguró que el 23 de diciembre, el día en que se supone mataron al cordobés, Rodríguez y González fueron detenidos en un control en la ruta. “Estaban manejando la camioneta de mi hermano, iban alcoholizados a alta velocidad y tenían rastros de sangre”, dijo.
Los agentes los demoraron y secuestraron el vehículo porque no contaban con papeles a su nombre. Sin embargo, después de una hora los dejaron ir.
El joven huyó hacia Santiago del Estero, donde fue encontrado por personal de la Brigada de Investigaciones días después, el 30 de diciembre. Por su parte, el 5 de enero González fue arrestada en su casa de la localidad de Arroyo de los Patos.
“Cuando vieron que la camioneta no era de ellos no intentaron contactar a mi hermano ni se comunicaron con nosotros”, reclamó la hermana de la víctima. Y agregó: “Nos dijeron que los protocolos no son así. Si nos hubiesen avisado quizás a mi hermano lo hubiésemos encontrado con vida”.
Explicaciones
En diálogo con este medio, fuentes judiciales confirmaron que el control existió pero no forma parte de la causa.
En esa línea, detallaron que en el momento en el que los oficiales interceptaron el vehículo el cuerpo de Guillermo aún no había sido hallado. “Todavía no había una denuncia por persona extraviada, mucho menos por homicidio”, sostuvieron.
Por otro lado, este medio no pudo confirmar que Rodríguez hubiera tenido manchas de sangre cuando lo frenaron ni que estuviera alcoholizado. Tampoco se sabe si estaba acompañado por González en ese momento.
“Los policías actuaron bien, se procedió como se debe ante una contravención”, aseguró la fuente.
Cuando se le consultó por qué los agentes no sospecharon que el vehículo podría haber sido robado si no contaban con los papeles correspondientes, argumentaron que el presunto asesino y la víctima mantenían una relación. Supuestamente, los oficiales estaban al tanto de esto por lo que asumieron que el joven había pedido la camioneta prestada.
A los familiares de Guillermo no les consta que ellos hubiesen estado en pareja. Aunque sí sabían que el sospechoso era conocido del paramédico y llevaba algunas semanas conviviendo. Otro detalle no menor es que en la última conversación que Guillermo tuvo con su hermana le contó que iba a viajar para pasar las fiestas en Santiago del Estero, la misma provincia en donde encontraron al presunto asesino.
Marcha
Este viernes a las 18 familiares y amigos realizarán una marcha de antorchas frente al dispensario en el que trabajaba Guillermo para conmemorarlo y exigir justicia.