Después de casi nueve años de espera, el ex policía Lucas Gastón Carranza fue condenado por matar por la espalda a un joven de 17 años que estaba robando en la esquina de avenida Colón y Sagrada Familia, en la ciudad de Córdoba.
La causa por el crimen de Rodrigo Sánchez estuvo cajoneada durante muchos años y este martes, finalmente, el acusado fue hallado culpable por el delito de “homicidio con exceso en el cumplimiento de un deber” y le correspondió una pena de tres años de cárcel en suspenso. De esta manera, no pierde la libertad.
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“El sistema falló con mi hijo: lo mató un policía, me amedrentaron mandándome fotos de su cuerpo sin vida, me amenazaron y nunca me apoyaron. Hoy pedimos justicia, nada más. Queremos que a Carranza lo condenen a 14 años y lo saquen de la calle, porque es muchísimo más peligroso de lo que podría haber sido mi hijo de 17″, había dicho la madre de Sánchez antes de conocerse el veredicto.
El abogado querellante adelantó que junto a la familia de la víctima evaluarán, tras ser notificados con los fundamentos de la sentencia, qué pasos seguirán y no descartó una posible impugnación ante instancias superiores para pedir aumentar la pena.
El caso
El 19 de septiembre de 2015, Carranza, que años después fue cesanteado de su cargo, se encontraba de civil y drogado cuando sacó su arma y baleó a Rodrigo Sánchez, causándole la muerte inmediata.
El ex agente intervino porque la víctima fatal y un cómplice habían robado una cartera del interior de un auto. Nunca dio la voz de alto, jamás se identificó y tampoco intentó reducirlo: solo le disparó a menos de tres metros de distancia.
Según la investigación llevada a cabo, en ese momento, el oficial había consumido cocaína, marihuana y benzodiazepina (un sedante). Meses después del caso de gatillo fácil, Carranza cayó preso por robar una campera en un local y en 2016 le robó un vehículo a un remisero después de ponerle un elemento cortante en el cuello.
Durante el debate oral, el ex policía admitió que al momento del crimen tenía problemas de consumo y que a pesar de eso seguía en la fuerza. Reconoció que esos “serios problemas de adicciones” se habrían agravado después del hecho por el cual fue acusado.