En principio dijo que no iba a prestar declaraciones, pero luego no se negó a responder. Aunque siempre lo hizo de manera escueta, desafiante y con frialdad. Roberto Carmona (62), encerrado en un cubo de vidrio blindado, se autodescribió como un “lobo solitario que pudo más el ego que el amor” y como un “depredador”.
Entre sus escalofriantes confesiones, una llamó mucho la atención. El abogado querellante, Carlos Nayi, le consultó de dónde había sacado el arma criminal con la que le dio seis puntazos al taxista Javier Bocalón aquella tarde del 13 de diciembre de 2022.
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El múltiple asesino, que no demostró arrepentimiento en ningún momento, dijo que el cuchillo lo trajo desde la cárcel de Chaco donde se encontraba preso y confesó que le pagó 15 mil pesos a Juan José Penayo, uno de los seis guardiacárceles chaqueños imputados por favorecer a la evasión.
Además, reveló que camufló los cuchillos en un televisor que trasladó a la casa de su pareja Ángela Elizabeth Etudie, que vive en barrio Las Violetas, en una salida transitoria autorizada por la Justicia de Chaco.
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Al finalizar la primera audiencia, Nayi sostuvo que Carmona respondió algunas preguntas que fueron “suficientes para contestar los interrogantes que necesitaba el tribunal”.
Y concluyó: “Es la cara visible de un hombre que no siente empatía por el dolor ajeno, auténtico psicópata como se lo describió en las pericias del año 2011 y el Estado que mata por negligente, desaprensivo por aplicar de manera no racional la ley y conceder de manera obligatoria a quien no se merece”.
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