La historia del cóndor cordobés Yastay comenzó cargada de emoción y terminó de forma trágica, otra vez marcada por el desprecio humano.
El ave fue el primero en nacer en cautiverio en la Reserva Tatú Carreta en noviembre de 2019. Luego, empezó un largo proceso hacia la liberación.
Se crio junto a sus padres y meses después fue enviado a Buenos Aires, donde se incorporó a una bandada de cóndores juveniles en Temaikén. El proceso terminó en 2022 cuando finalmente lo liberaron en Sierra Pailemán, en Río Negro.
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Con menos de 5 años de vida (estas especies pueden vivir hasta 50 años en libertad), Yastay fue hallado muerto en el sur de Río Negro, cerca del límite con Chubut.
El cadáver del joven cóndor yacía a un metro de una oveja. La necropsia confirmó que la emblemática ave presentaba restos de Carbofuran en su organismo. Se trata de un poderoso agroquímico utilizado por productores como cebo, justamente para matar, por lo general, a grandes carnívoros como pumas, zorros y perros.
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La trágica muerte de Yastay provocó gran conmoción en la comunidad conservacionista. Tanto en la Patagonia, con un compungido comunicado del Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA), como también en Córdoba. “Estamos muy tristes con la noticia”, admitieron desde Tatú Carreta, en Punilla, donde cuidaron del cóndor desde su nacimiento.
Justamente en la reserva natural se encuentran los padres de Yastay, que también acarrean una historia dolorosa que deja entrever el daño que el hombre es capaz de causar en la vida silvestre.
El padre cóndor apareció en la zona de las Altas Cumbres en 2012. Su ala derecha estaba dañada por un tiro de escopeta. Por este hecho, debió ser amputado. En 2016 llegó a la reserva para que la especia pueda reproducirse.
La mamá cóndor de Yastay –proveniente de la provincia de San Juan- también sufrió una herida de arma de fuego en una de las alas. Ninguno de los dos podrá volver a volar ni enseñarle a su pequeña cría el significado de la libertad.
Especie amenazada
El cóndor andino es una de las aves más grandes de planeta, y símbolo nacional de varios países latinoamericanos. Tiene un papel muy importante en la mitología y el folclore de las regiones andinas.
Pese a su emblema, los cóndores andinos están en peligro de extinción a nivel mundial. Debido a su baja tasa de reproducción, es una especie extremadamente vulnerable a la actividad humana.
Muchos productores agricultores ven a los cóndores como una amenaza por los ataques al ganado. Así se producen estas prácticas de envenenamiento o cebos tóxicos, como la que sufrió Yastay en Río Negro.
Vale aclarar que actualmente existen programas de reintroducción, que liberan cóndores criados en cautiverio para reforzar la población en Argentina, Venezuela y Colombia.
Los cóndores resultan una especie que cumple un rol invaluable en los ecosistemas por alimentarse de carroña. Al consumir animales muertos evita la proliferación de bacterias que pueden generar enfermedades en los humanos. Además, ayuda a controlar la población de otras especies carroñeras y así contribuye a mantener el equilibrio del ecosistema.