Desde la prisión en la alcaidía de Melchor Romero, Máximo Thomsen comentó que comparte celda con otro de los rugbiers condenados por asesinar a Fernando Báez Sosa y reveló cómo es la convivencia con el resto de los presos.
“En nuestro pabellón siempre nos dicen ‘eso me pudo pasar a mí tranquilamente, yo me he agarrado a puñaladas’, pero en otros pabellones sí nos señalan, a mí me gritan y esas cosas”, reconoció en la segunda parte de la entrevista en exclusiva con Telenoche (eltrece).
Además contó que estando detenido se puso de novio, aunque indicó que ella es terminó distanciando. “Con todo este tiempo que estuve acá conocí una persona que fue y es muy importante para mi vida”, aseguró.
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“Deseo mucho poder salir para buscarla. Es una persona que me apoyó mucho en todo esto para que yo siga fuerte. Es un pilar muy importante para mí, que hoy en día decidió apartarse para poder seguir con su vida porque esto ya le estaba afectando. Pero la extraño mucho y deseo mucho que termine esta pesadilla para poder ir a abrazarla”, agregó Thomsen.
El joven que cumple una condena a prisión perpetua dijo que la conoció por mensajes, incluso antes del juicio. “Nunca pensé que se iba a interesar en mí. Duró dos años, la conocí acá”, relató.
Consultado por la noche del crimen, el 18 de enero en Villa Gesell, Thomsen respondió qué hizo después del ataque a Fernando. “Fui a la casa a cambiarme. Tenía hambre, después de salir siempre me daba hambre. Me cambié porque quería estar cómodo, tenía rota la camisa. Me di cuenta después que tenía sangre en la zapatilla. En ese momento, [no tenía] ni idea”, declaró.
Sobre el mensaje que le envió Lucas Pertossi diciéndole “caducó”, por la pelea afuera del boliche LeBrique, afirmó que trató de tranquilizarlo y que pensó que podía ser por otro altercado registrado en ese sector.
Por otro lado reconoció haber involucrado a Pablo Ventura, otro chico de Zárate que pasó cuatro días detenido pese a que ni siquiera había estado con el grupo de rugbiers. “Yo no sé si en ese momento lo veía como acusar. No entraba en conciencia de lo que pasaba. Cuando estábamos en el piso me puse a vomitar, estaba confundido y había un comisario que me agarra y me lleva a un apartado y me hace preguntas. Me dice que buscaban a otra persona, que les diga quién era, que me podían ayudar en el juicio”, sostuvo.
“Yo me empecé a asustar, me temblaban las piernas. Entonces di un nombre que no puedan vincularnos a nosotros. Tiré un nombre por tirar. No porque tenga algo en contra de él. Esperaba el momento para pedirle disculpas porque pasó cuatro días de lo que pasamos nosotros sin tener nada que ver. Me arrepiento cien por ciento”, manifestó.
El encuentro con la madre
Thomsen explicó que en la cárcel tienen cuatro horas de patio en la que comparten con el resto de los presos y cuentan con visitas una vez por semana, oportunidad en la que puede reencontrarse con su familia.
“Fue difícil ver a mi mamá”, admitió en un pasaje de la entrevista. “Cuando entró vino y me abrazó, y yo le dije porque ella no quería creer, ella quería creer que yo no había sido y yo le dije ‘mami yo estuve ahí, yo participé, yo pegué', le pedí perdón, pero el perdón a esta altura ya no es suficiente” recordó.
Además de Thomsen, también están condenados a prisión perpetua Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Luciano Pertossi y Matías Benicelli. Todos fueron declarados culpables de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso ideal con lesiones leves.
En tanto que Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli recibieron 15 años de prisión por ser partícipes secundarios del homicidio de Báez Sosa “doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso ideal con lesiones leves”.