El 2 de julio de 2023 la ciudad de Laboulaye, en el interior de Córdoba, se convirtió en el epicentro de la conmoción a nivel nacional por el hallazgo del cadáver de un chico de 13 años en una casa abandonada.
El adolescente estuvo tres días desaparecido. Lo habían visto por última vez llegando en bicicleta a la escuela. Aquel domingo, hace un año, su cuerpo apareció con contundentes golpes.
La autopsia confirmó lo peor: a Joaquín Sperani lo mataron de 18 golpes en la cabeza con un fierro y un pedazo de hormigón. La consternación fue aún mayor cuando se supo que el responsable del asesinato era su mejor amigo, también menor de edad.
El autor del crimen estuvo algunos meses alojado en el Centro de Admisión y Diagnóstico (CAD), que depende del Complejo Esperanza. Por su edad, jamás habrá juicio en su contra.
El asesino confesó el homicidio. Dijo que había matado a Joaquín porque “estaba muy enojado”, aparentemente en el marco de una fuerte discusión “por una chica”. Para la familia de la víctima hay algo más por detrás.
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Lo cierto es que L. fue liberado y restituido a sus padres en octubre del año pasado, luego de haber cumplido el tratamiento estipulado por la Justicia. La familia se mudó de Laboulaye y el chico se reinsertó con otra identidad.
En el primer aniversario del brutal crimen, la mamá de Joaquín exigió “saber por qué su mejor amigo lo mató”. En diálogo con TN, reiteró su deseo de hablar con los padres del asesino de su hijo.
“Necesito verlos a los ojos, a lo mejor no vamos a hablar nada, pero sí necesito mirarlos a los ojos. Ahí voy a obtener muchas respuestas”, dijo Mariela Flores.
Además, la mujer repitió una postura familiar que surgió casi desde el inicio de la causa: para ellos hay otra persona implicada además del mejor amigo de Joaquín.
“El primer ADN (en el fierro) es de Joaquín, el segundo del amigo y el tercero de un hombre. Esto nos genera más incertidumbre. Exigimos poner peritos de parte con los ADN. Desde Nación nos dijeron que era nuestro derecho, que era algo que se nos venía negando este año”, reveló Mariela sobre esto.
“Nosotros desde el primer momento sentimos que no fue él solo, que había alguien más”, cerró la mujer. Respecto a este planteo, la Justicia cree que la escena del crimen pudo haber sido contaminada, aunque no está comprobado.