“Me retumban sus palabras: ‘Tengo miedo que me maten de un fierrazo en la cabeza’”. Miriam Cima, la última pareja de Reynaldo Flehr, el arquitecto asesinado en diciembre de 2021 en barrio Los Boulevares, brindó un contundente testimonio que comprometió a la hija de la víctima: Irina Flehr.
La mujer aseguró ante la Cámara Octava del Crimen que el arquitecto mantenía una relación tormentosa con la hija, la cual está acusada de ser ideóloga del homicidio junto a su pareja, Leandro Moscarello. Además están imputados Samuel Moscarello, hermano de Leandro, y David Suárez y David Silvestre.
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En diálogo con Telenoche Cima afirmó que Irina “lo pasaba por encima a su papá, lo trataba mal, lo rebajaba a un punto que Reynaldo se la bancaba porque era su hija”. La mujer también recalcó que “el desprecio fue anterior” a que la joven se pusiera de novia con Moscarello.
Con respecto a la relación de Flehr con su yerno, comentó: “Cuando recién había empezado la relación, recién se conocían, era buena, pero con el correr del tiempo la relación empezó a quebrantarse. Lo amenazó de muerte, le dijo que lo iba a matar”.
“Yo conozco dos oportunidades, en las dos le dijo que lo iba a matar”, advirtió Cima sobre las intimidaciones que recibía el arquitecto. “Él dormía con la puerta del dormitorio cerrada con llave. Tenía miedo de los dos”, señaló.
Luego de declarar como testigo en el juicio desarrollado con jurados populares, la Mujer aseguró que la hija de Flehr pretendía quedarse con toda la herencia de su madre fallecida. “Quería todo, quería el 100 por ciento, todo lo de él y de la mamá”, afirmó.
El temor haber sido otra víctima
Cima recordó que la noche del 28 de diciembre de 2021 en la que mataron al arquitecto ella pudo haber sido otra víctima, teniendo en cuenta que Flehr había estado en su casa de barrio Matienzo.
“Él salió de mi casa a esa hora, a las diez de la noche, y de ahí no lo vi nunca más”, indicó. Confirmó que estuvo a punto de acompañarlo y admitió: “Si yo iba a la casa no estoy hablando en este momento con ustedes, no sé qué me detuvo, no era mi momento”.
Sobre ese instante fatídico concluyó: “Si yo iba a lo mejor lo salvaba o a lo mejor me mataban a mí también, que era lo más probable”.