La mañana del 18 de julio de 2024 Córdoba amaneció conmocionada por un femicidio: el de Catalina Gutiérrez. La joven de 21 años fue hallada la noche anterior dentro de su auto Renault Clio en barrio Ampliación Kennedy y tan solo 24 horas después el caso estaba cerrado.
El único acusado y detenido por el crimen es su amigo de la facultad, Néstor Aguilar Soto (21), que está preso en la cárcel de Bouwer. Confesó el hecho la noche del hallazgo y declaró ante el fiscal José Mana, que ahora dictó la prisión preventiva en su contra.
A su vez, el funcionario a cargo de la fiscalía del Distrito 1 Turno 3 dio detalles sobre el femicidio que eran desconocidos hasta este momento. De acuerdo a lo que se desprendió de la investigación, el vínculo entre Soto y Gutiérrez estaba “marcado por una fuerte discriminación hacia ella por su condición de mujer y ubicándose el imputado en una posición superior con respecto a Catalina”.
“Posición celotípica y despecho”
Catalina y Soto compartían el mismo grupo de amigos de la facultad de Arquitectura y los demás integrantes debieron declarar en la investigación para esclarecer el caso. De sus relatos, la fiscalía entendió que Soto tenía “una posición celotípica para con Catalina, con actitudes controladoras y manipuladoras, tendientes a menoscabar su personalidad, haciendo que se sienta una mala persona, que debía prestarle más atención”.
Además, le exigía que acceda “a sus pretensiones para reparar el daño que hacía a otras personas afectando con este modo su autodeterminación”.
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“Es clara la posición de superioridad que ejercía Aguilar Soto sobre su víctima, como así también la violencia psicológica y simbólica que aplicó hasta el momento mismo de quitarle la vida a su amiga por despecho”, es otra de las conclusiones del fiscal Mana.
Llaves desaparecidas
Al momento del femicidio, Catalina estaba de novia con otro compañero de la facultad llamado Ezequiel. Ella tenía llaves de la casa del joven pero días antes del femicidio desaparecieron de su cartera.
“Cata me había dicho que las había buscado por su cartera, habitación, habitación de su hermana, le había preguntado a la chica que trabaja en su casa y buscado por el auto no apareciendo en ninguno de estos lados”, contó Zaza, como le dicen cariñosamente, ante Mana.
Eleonora, la mamá de la víctima, estaba al tanto de la desaparición del manojo y le sorprendió cuando aparecieron dentro del cenicero del Renault Clio. Para la mujer, fue Soto quien las sustrajo con la idea de dañar a la pareja. “Pienso que Néstor le sacó las llaves a Cata de la mochila de la facultad para hacerle daño a los dos, a Cata y a Zaza, a los dos juntos, porque, para qué vas sacar las llaves si no es para eso”, expresó en su declaración.
Además, la mamá confesó que su hipótesis es que quería “matarlos a los dos o a Zaza solo”. “Entrar, abrirle el gas y que se muera, otra explicación no le encuentro, ya no sé qué pensar”, sostuvo y barajó la opción de que haya querido inculpar a Ezequiel: “O quizás las dejó en el auto para perjudicar a Zaza”.
La desaparición y posterior aparición de la llave aporta “un dato más al contexto de violencia que mencionamos”, explicó Mana. Bajo su perspectiva, “la pérdida de las llaves se convierte en una pieza clave para comprender la dinámica de la relación entre Néstor y Catalina y las posibles motivaciones detrás de este trágico desenlace”.
Sin cómplices
Tal como había anticipado ElDoce.tv una semana después del femicidio, la resolución de la investigación confirma que Néstor Soto “actuó solo y sin cooperación ni auxilio de terceras personas”. En este punto, aclararon que no sólo no participó nadie más del hecho sino que tampoco hubo “encubrimiento”.
A esta conclusión se llegó tras el análisis riguroso de las cámaras de seguridad de la zona sur de Córdoba, principalmente de barrio Ampliación Kennedy y Jardín. Según detallaron, Soto llegó solo al departamento que alquilaba y estuvo allí hasta que llegó Gutiérrez, a las 21:35.
A las 22:41, Soto salió de la vivienda arrastrando el cuerpo de la víctima hasta el Renault Clio, lo subió y condujo hasta la calle Echagüe, a donde lo prendió fuego y abandonó.
Desde ahí regresó a su departamento en Podestá Costa al 3.114 caminando. “En todo momento se manejó solo y sin compañía alguna”, indicaron y precisaron que a las 23:07 pasó por la esquina de Carlos Bunge y José Amenábar y a las 23:19 por Carlos A. Becu y Adrián Beccar Varela. La última cámara que lo filmó es de una casa ubicada en Valparaíso al 3.000 a las 23:23.
De acuerdo a lo que informaron desde la investigación, la instrucción continuará hasta la elevación a juicio. Cabe remarcar que está imputado por homicidio calificado por alevosía y por mediar violencia de género.