La Justicia dictó una sentencia de 11 años de prisión para el profesor de tenis de Río Cuarto Ariel Gallero. El acusado fue condenado por los cargos de “abuso sexual con acceso carnal calificado por la condición de encargado de la educación”.
El hombre fue encontrado culpable de violar en reiteras ocasiones a una de sus estudiantes. La denunciante sufrió estos episodios entre sus 14 y 18 años. El hecho salió a la luz tras más de una década de silencio. Esto se debe a que la joven quien hoy tiene 32 años realizó la acusación luego de casi 15 años. La víctima radicó la denuncia de manera oficial en la Justicia en el año 2019, tras ver que otras chicas que sufrieron violencia de género se atrevían a apuntar contra sus agresores.
Cabe destacar que Gallero esperó el día de su juicio en plena libertad. Ni bien se dio el veredicto quedó detenido.
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Todo comenzó en el año 2006, cuando la víctima del hecho tenía solo 13 años y se anotó para tener clases de tenis. Debido a las problemas económicos que padecía su familia la niña iba a tener que abandonar el deporte. Entonces, Gallero se ofreció a darle clases sin ningún tipo de costo. Lo que pareció un gesto de solidaridad hacía una adolescente con el sueño de convertirse en tenista terminó en una serie de manipulaciones y abusos.
“Me llevaba a mi casa en su auto, tomó un desvío y paró en una rotonda. Allí se abalanzó sobre mi asiento y me besó. Me dio asco, yo siempre le dije que me daba asco. Yo sentía que él era un viejo para mí, pero él sólo decía que me amaba y que yo era todo para él”, expresó la víctima en una entrevista que brindó al medio Puntal AM.
En esta línea la joven aseguró que el detenido en varias ocasiones llegó a inventar torneos en Córdoba para poder llevarla a hoteles y violentarla. “Los primeros dos años en que comenzó a abusar de mí, lo reiteró todos los días, de lunes a lunes”, relató la chica quien aseguró que la primera violación ocurrió el día de su cumpleaños número 14.
“Yo vivía con miedo, todos los días tenía terror de que me hiciera algo a mí o a mi familia, porque me había amenazado con matarme”, admitió. Recién en el año 2010 la adolescente logró contarle a sus padres lo que había padecido. Entonces dejó de manera definitiva el tenis. Luego de un tiempo lejos de las canchas intentó retomar el deporte pero confesó que experimentó fuertes ataques de pánico.