Luego de una semana de silencio rotundo, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) contestó sobre la intervención en la familia de Aralí Vivas, la nena de 8 años asesinada por su padrastro y un amigo en Brinkmann.
La titular, Julia Reartes, brindó una escueta respuesta y aseguró que hay una “profunda conmoción” dentro del organismo del Gobierno provincial. “Desde el primer momento nos pusimos a disposición para colaborar con la fiscalía”, indicó a Arriba Córdoba.
Reartes confirmó que se abrió una investigación interna para establecer si fue correcta o no la actuación de los empleados del organismo con respecto a la situación familiar en esa casa de Brinkmann.
La secretaria, que asumió su cargo en enero de este año, evitó contestar si el correcto accionar de la Senaf podría haber evitado el espantoso desenlace de Aralí. “Sería muy imprudente de mi parte, sobre todo porque hay una fiscalía investigando y no queremos entorpecer”, señaló.
+ VIDEO: la respuesta de la Senaf tras el crimen de Arali:
Sobre a la intervención en la familia de la niña, Reartes simplemente recordó las palabras del fiscal Oscar Gieco en la conferencia de prensa del pasado martes.
“Ya lo dijo el fiscal... la intervención no fue respecto a estos hermanitos, entre los que estaba la niña, sino respecto de otros hermanitos que tenía este grupo familiar”, afirmó.
Gieco también mencionó que hubo una restitución dos meses antes del crimen. “Esto no es así”, se limitó a desmentir la titular de la Senaf. Y repitió: “La investigación en curso va a determinar cuáles han sido las intervenciones y las responsabilidades en el caso de este organismo”.
En la mira
En la conferencia de prensa del martes, el fiscal Oscar Gieco puso el foco varias veces en el “complicado contexto familiar” en el que vivía Aralí junto a sus hermanitos. “El ambiente era de extrema violencia, era un cuadro no apto para niños”, manifestó
Y agregó en esa línea: “Los menores no estaban bien cuidados, eran maltratados. Gente extraña merodeaba la casa, consumían drogas, y los niños andaban solos por todos lados. Vecinos dijeron que se escuchaban gritos”. El propio fiscal dijo que los pequeños “estaban a la buena de Dios”.
La Justicia estaba al tanto del entorno. La madre de la nena asesinada es adicta y poco estaba en la vivienda. Su pareja, Simeone, tiene prontuario por violencia de género, amenazas, tenencia ilegal de arma de fuego, encubrimiento, violación de domicilio, lesiones leves calificadas, daño, y desobediencia a una orden judicial.
Aralí no estuvo involucrada en esta intervención del organismo, pero sí sus hermanos menores que se encontraban en la casa cuando Simeone y el amigo la mataron el viernes pasado a la noche.
Así, los tres niños se instalaron en la casa que compartían Rauch y su novio. La revinculación familiar habría estado en orden porque la mujer había superado sus problemas de adicciones y Simeone había completado un tratamiento psicológico. Esto también es materia de investigación.