La muerte de Liam Payne en un hotel de Palermo sigue bajo investigación por parte de la Justicia argentina. Los imputados son su mánager Rogelio Nores, el mozo Braian Paiz y otro empleado llamado Ezequiel Pereyra. El primero está acusado de abandono de persona y facilitación de estupefacientes, mientras que los otros dos solo por el último delito.
En las últimas horas se conocieron más datos sobre el fallecimiento y las últimas horas de vida del cantante británico tras el aporte de chats que hizo Esteban Reynaldo Grassi, jefe de recepción. El trabajador fue imputado por la jueza Laura Bruniard y mostró conversaciones que prueban que el joven contrató a dos mujeres por servicios sexuales.
Según dijo en su declaración, Payne “estaba más activo de noche, llamaba a recepción de manera insistente para pedir alcohol todo el tiempo y preguntaba dónde podía conseguir drogas, más específicamente cocaína”. A su vez, el recepcionista del hotel CasaSur Palermo confirmó que siempre se hospedó solo y que el mánager hizo visitas cortas algunas veces. “La única vez que ingresó alguien distinto fue el día de su muerte. A Payne lo vi pocas veces salir y entrar del hotel, pero como dije, no se mostraba mucho”, señaló en su relato, tal como indica el expediente al que accedió TN.
Chats
En una de las conversaciones, un empleado del hotel le contó a Esteban Reynaldo Grassi una llamativa situación que vivió con Payne al darle la bienvenida. Según lo que dicen los mensajes, le llevó frutas de cortesía y el músico le pidió que ingrese y le preguntó si tenía cocaína. “Benítez le respondió que no y ahí Payne comenzó a insultarlo. El empleado se retiró sin decirle nada, pero automáticamente me avisó a mí lo sucedido”, expresó.
Acerca de las dos mujeres que habrían ido a brindarle servicios sexuales al ex One Direction, el trabajador recordó: “Cuando subieron las chicas, él hizo un pedido de 300 dólares y alcohol”. De acuerdo a lo que le contaron otros empleados, bajó con las jóvenes y se quedó en el lobby conversando. Para ese entonces ya había destrozado el televisor de su habitación.
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“Como él no hablaba español, ni las chicas hablaban inglés, él me pidió que les hiciera de traductor. Ahí ellas me dicen que él les tenía que pagar, pero no me especificaron los motivos”, comentó y siguió: “Me dijeron que él les debía 5.000 dólares, pero a mí me pareció sospechoso porque él me había pedido anteriormente 300 dólares, y si bien no soy un experto en el tema, me pareció un poco excesivo el valor de lo que pedían”.
Ante esta situación, Grassi afirmó que las mujeres le mostraron los chats del acuerdo con Payne donde se detallaba el monto solicitado. “A los pocos minutos, el supervisor, junto con la gobernanta, nos avisaron que desde la habitación de Payne se escuchaban golpes y que estaba tirando y rompiendo cosas. Había ruido a vidrio roto, pero nadie intervino en su habitación”, continuó.
El jefe de recepción siguió su relato y recordó que Payne se quedó en el lobby “mirando a la nada y borracho”. Fue entonces que lo acompañaron hasta su habitación porque no podía caminar. “Cuando abrimos la puerta, lo acompañamos de atrás y se quedó dando vueltas. Ahí vi que estaba todo destruido, jarrones, lámparas, su ropa tirada por toda la habitación, las toallas manchadas con vino, botellas rotas. No vi sangre, ni tampoco ningún tipo de droga”, sostuvo.
Luego de eso, el imputado aseguró que el cantante sufrió varios desmayos por estar alcoholizado. “Escuchamos que nuevamente estaba rompiendo todo allí dentro, como que tiraba cosas o las pateaba. Nos quedamos escuchando a ver si frenaba o cómo evolucionaba la situación y cómo podíamos intervenir”, añadió sobre las roturas del mobiliario que no terminaban.
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Lo que siguió fue la tragedia. Alertaron a la Policía porque no podían controlarlo y cuando llegó un patrullero ya se había caído por el balcón. “Apareció uno de los chicos de venta y me dice: ‘Se tiró del balcón’. Le pregunté si estaba vivo y me respondió que no sabía, que había caído en el patio del restaurante y había escuchado el ruido de la caída, pero que nadie había visto la forma en la cual cayó”, contó Grassi.
Junto con Grassi, la jueza imputó a la gerenta de CasaSur, Gilda Martín, que también está mencionada en las conversaciones. Aún no trascendieron los cargos pero sería por la llamada al 911.