La mañana del 18 de julio de 2024, Córdoba amaneció conmocionada por el femicidio más macabro de los últimos tiempos. Catalina Gutiérrez (21) fue asesinada y hallada muerta en su Renault Clio en barrio Ampliación Kennedy de zona sur.
En las primeras horas de aquel jueves se confirmó que Néstor Soto (22), su amigo de Arquitectura, había confesado el crimen y estaba detenido.
Durante meses el caso concentró la atención de los medios y, a días del inicio del juicio, ElDoce.tv accedió a información exclusiva sobre la relación entre asesino y víctima y el minuto a minuto del crimen.

Un dato que aparece en el expediente y que hasta el momento no se conocía es el paso clave que había dado la joven con su novio, de quien se protege la identidad.
Horas antes del crimen, formalizaron el noviazgo en público: el martes 16 de julio Catalina conoció a sus suegros, que habían venido de visita desde Santiago del Estero. Le regalaron una matera y, muy contenta, la estudiante mostró el regalo y el encuentro en sus redes.
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Esa historia de Instagram, para el novio, cobró otro sentido después del crimen: según consta en el expediente, Soto la interpretó como una señal de que la relación “era seria” y comprendió que ya no tenía posibilidades de entablar una relación amorosa con quien era su amiga.
Al mismo tiempo que la foto circulaba en las redes, Néstor Soto empezó a organizar la juntada en el bowling del Patio Olmos. El plan se puso en marcha ese miércoles 17 de julio al mediodía y terminó siendo macabro.
El minuto a minuto del horror
13:00. Néstor Soto organizó con A. la juntada en el bowling del Patio Olmos. A. invitó a Catalina cuando hablaron sobre la presentación con sus suegros, ya que había visto la historia de Instagram.
13:07. Soto llamó a su mejor amigo, que estaba estudiando con otros compañeros, para invitarlo a la juntada en el bowling del Patio Olmos a las 22. Durante la tarde hablaron con normalidad y el asesino le comentó que iría antes para “guardar lugar”.
20:56. Tal como registró una cámara de seguridad clave en el caso, Soto llegó en un taxi a su departamento de Podestá Costa, ingresó y a los minutos se apagaron todas las luces del domicilio.
21:33. Catalina Gutiérrez llegó en el Renault Clio por la calle Valparaíso a la casa de Soto. Éste salió de su departamento y se arrimó hasta el vehículo, cruzó unas palabras con la joven, que estacionó e ingresó a su casa.
21:35. La víctima entró al domicilio. Ese es el último registro de ella con vida.
21:48. 13 minutos después y desde su casa, Soto le escribió por WhatsApp a su mejor amigo y canceló la juntada en el bowling aduciendo que había mucha gente en el Patio Olmos. Además, le comentó que se iba del shopping porque Catalina lo había dejado “plantado”. Esta frase sobre que Catalina lo dejaba “plantado” o “clavado” era repetida por Soto en distintas situaciones y aparece en numerosas declaraciones en la causa.
22:04. Soto le envió un audio al mejor amigo en el que le dijo que tenía “alta bronca” porque Catalina no había ido al Patio Olmos. “Directamente no me contestó, ya estoy acostumbrado. ¿Qué te iba a decir? Sí, un Fall Guys estoy", simuló mientras Catalina ya estaba reducida o asesinada a su lado.

22:25. 50 minutos después de que la estudiante de Arquitectura ingresó a su casa, Soto salió con una bolsa de tamaño mediano y caminó unos 20 metros por Valparaíso. La descartó y regresó. Al mismo tiempo, accionó la alarma del auto de la joven, se subió y bajó tras unos instantes.
22:30. Soto ingresó otra vez dentro del departamento, las luces -que habían sido encendidas de nuevo- se volvieron a apagar por completo. En el lapso de 9 minutos, Soto subió y bajó del Renault Clio e ingresó y salió de su casa varias veces. Incluso, en un momento dejó la puerta trasera semiabierta.
22:39. Una vez más, Soto salió de su casa hacia el Clio y lo adelantó unos metros hasta que lo dejó lo más cerca que pudo del puerta de su vivienda, ya que había otro vehículo. Se bajó y entró, salió nuevamente, abrió por completo la puerta trasera e ingresó a la casa.
22:41. La misma cámara de seguridad mostró al asesino saliendo del domicilio de espaldas y semi agachado. Llevaba arrastrando el cuerpo de Catalina y lo subió a la parte trasera del auto.
22:43. Arrancó el auto y condujo hasta Pedro Echagüe al 3.900, donde más tarde fue hallado el cuerpo de la joven. Recién 39 minutos después volvió a haber movimiento en el lugar donde ocurrió el crimen.
23:05. El novio de Catalina, que ya estaba preocupado, llamó a Soto para preguntarle si estaba con ella porque era uno de los chicos con los que iba a juntarse. El detenido le dijo que no y que lo había “dejado plantado de vuelta”. La familia ya la estaba buscando y su hermana Lucía encontró la ubicación de Catalina en Podestá Costa 3.112: la casa de Néstor Soto.
23:07. Mientras regresaba caminando tras abandonar el cuerpo de Catalina e intentar prender fuego el auto para ocultar pruebas, Soto buscó armar una coartada: llamó a su mejor amigo y le propuso “hacer algo igual” tras la juntada suspendida en el Patio Olmos. El chico le dijo que prefería quedarse descansando.
23:10. “Hola, soy la mamá de Catu. ¿Está Catu con vos?”, le escribió la mamá de Catalina a Soto. Del otro lado veía que el compañero de facultad de su hija escribía y borraba los mensajes sin enviarlos.

23:16. Tras una serie de llamadas perdidas cruzadas, hablaron un minuto por teléfono. Las respuestas que el detenido le dio a la mujer eran inconclusas, sin embargo Eleonora le creyó y salió a la Comisaría de barrio Inaudi con su esposo Marcelo y su hija Lucía para radicar la denuncia.
23:23. Soto llegó caminando a su casa por calle Valparaíso. Usaba un buzo con capucha para ocultar su rostro. Al entrar, encendió las luces del jardín.
23:27. Salió con una mochila y caminó hacia el mismo sector en el que antes descartó la bolsa mediana y regresó sin el bolso. Después de eso, no volvió a salir de su domicilio en lo que registraron las cámaras. La familia de Catalina ya estaba en la Policía marcando que la ubicación del teléfono daba en la zona de la casa de Soto. El novio llegó al sector en el auto de sus padres acompañado por otro amigo para ver si veía a su novia.
23:29. El novio de Catalina llamó por tercera vez a Soto y le pidió que saliera a la vereda. Soto hacía minutos que había regresado de arrojar la mochila. Después de unos momentos de buscar a Catalina en el sector, ambos se subieron al auto y siguieron junto al otro chico rumbo al Olmos.
23:48. Cuando ya casi terminaba el 17 de julio, la ubicación de la víctima se actualizó en Pedro Echagüe 3.930 de barrio Ampliación Kennedy. La hermana de Catalina le avisó al novio, a Soto y a A. y éstos se dirigieron a esa zona. Durante el camino, Soto llevaba el celular del novio de Catalina. Cuando estaban cruzando Circunvalación, la hermana llamó y les confirmó la muerte. Atendió Soto, que se limitó a decir “uh” y pedirle al conductor que se detenga.
Lo que sucedió después es la triste historia conocida. Soto estuvo en la Comisaría de barrio Inaudi con la familia de Catalina y se mostró shockeado. Le temblaban los brazos y argumentó haber estado entrenando Calistenia.
Entrada la madrugada, regresó a su casa. Nadie de su entorno volvió a tener noticias de él hasta el 18 de julio a la mañana: estaba preso por confesar el crimen de su amiga.
Los policías lo habían notado nervioso en la Unidad Judicial 23 y el dato de la ubicación del celular lo hacía más sospechoso. Durante la madrugada lo fueron a buscar.
Comentó que era su “mejor amiga” y afirmó que el noviazgo los había distanciado. “Me vivía dejando colgado”, repitió ante los agentes y agregó: “Me enojé porque me estaba haciendo lo mismo de siempre, me dejaba colgado para irse con su novio”.
Soto sostuvo que ante la juntada frustrada se tomó un Uber para volver hasta su departamento. Cuando le preguntaron a qué hora llegó, dijo que no recordaba y se puso muy nervioso. Se quedó en silencio, tildado y quebró en llanto. Se agarró la cabeza y confesó: “Me arruiné la vida, yo la maté”.
Créditos
Información y texto: Agustina Álvarez.
Edición general: Nicolás Colautti.