Una relación que ya era distante, una discusión, golpes y la maniobra “mataleón”. Esos fueron los ejes del relato de Néstor Soto sobre cómo asesinó a Catalina Gutiérrez en su departamento de Podestá Costa 3.110.
Acerca del 17 de julio de 2024, el homicida dijo que fue “completamente normal” y relató que organizó la juntada con Agustina Elías, Ulises Balián y otro amigo más. Con Catalina habló más tarde y coordinó que ella lo pasaría a buscar. Según contó, cuando ella llegó a su departamento él aún no estaba listo y le dijo que se bajara a esperarlo.
+ MIRÁ MÁS: Declaró Soto: pidió perdón, lloró al hablarle a la mamá de Catalina y planteó que no es “un femicida”
“Es una realidad que no estábamos hablando tanto entonces las conversaciones eran medio cortantes”, recordó y admitió que empezó a tardar, por lo que Catalina se enojó. “Estaba tensa y fría. Le dije que me iba a cambiar la ropa y me dijo ‘dale culiado, encima de que no me invitás (sobre la juntada del bowling a la que le avisó Agustina Elías) te tengo que esperar’”, contó y siguió: “Me acuerdo que le contesté mal, me enojé y le dije ‘tomatela’. Ahí ella se enojó y me dijo ‘Nesti, no podés ser tan pelotudo’ y me pegó una cachetada”.
“Yo reaccioné de la peor manera, nunca respondí así”, admitió antes de contar con detalles el aberrante crimen que cometió, al cual siempre lo mencionó como “el hecho”: “Reaccioné con un golpe y le dije ‘Cati, me fui a la mierda, perdón’. Y cuando me estoy acercando ella me dice ‘pelotudo, me pegaste re fuerte’. Me agarra (de la remera) y estábamos los dos en el piso peleando”.
“Ella estaba en el piso y me toca el cuello. Era una práctica que hacíamos antes. Ella me apretó fuerte la nuez y ahí se me apagó la tele. Ahí arranca Néstor Soto loco. Le agarro las manos, se las zafo y hago la maniobra del mataleón. Lo hice fuerte y lo dejé de hacer. Como que, no es que me cayó la ficha. En ningún momento paró ese estado de emoción. Cuando la suelto lo primero que hago es escucharla si estaba viva y ví que no”, sentenció.
Acerca de la maniobra “mataleón”, Néstor Soto dijo que se la enseñó “Cati” y el fiscal Sicardi, que antes había representado la práctica con una de sus ayudantes, objetó la pregunta.
Durante todo ese cruel relato, los papás de Catalina no podían mirar a Soto. Marcelo Gutiérrez se dio vuelta y mantuvo su cabeza contra la pared mientras que Eleonora Vollenweider se tenía la cabeza con su mano.
Un suicidio que no fue
Retomando la declaración de Néstor Soto, dijo que tras darse cuenta de que Catalina estaba muerta se puso nervioso y empezó a pensar “qué hago”. “Se me pasó por la cabeza matarme, agarrar el auto y chocar. Vi arriba de la heladera el alcohol y dije ‘me prendo fuego acá en el departamento’. No sabía qué hacer, iba y venía, me senté y no entendía qué hacer”, expresó.
En ese momento, sostuvo, decidió sacar a Catalina de su departamento y llevarla “a la casa”. “Ahí agarré la cinta, se la puse para llevarla y se zafa. La subo al auto y en ningún momento se fue de mi cabeza el ‘qué está pasando’. No entendía nada. De golpe iba al bowling y de golpe estaba con Cati atrás”, añadió.
Después, Soto relató que comenzó a manejar hacia zona sur de Córdoba hasta que llegó a barrio Ampliación Kennedy. “Freno en un lugar, no quería manejar más, me quería matar. Agarro el alcohol, tiro en el piso y me tiro a mí. Prendo un fósforo y se empieza a prender despacito. Ahí es cuando no me dieron los huevos, el fuego avanzaba paulatinamente y arranqué a caminar”, recordó sobre el momento en el que abandonó a su amiga de Arquitectura muerta en su Renault Clio.
Confesión
Néstor Soto aseguró que mientras caminaba a su departamento desde el descampado ya sabía lo que le esperaba y que en ese trayecto empezó “a fingir”. “Perdón por no haber tenido los huevos en el momento de decir que maté a una persona”, se disculpó y retomó sobre la trama que creó por varias horas hasta que confesó ante la Policía: “Me llamó Ele y empecé a hacerme el boludo. No tenía los huevos para contarle a ellos. Llegué a mi departamento, me cambié y me pasó a buscar Zaza”.
“Yo sabía que íbamos a terminar en una comisaría entonces cuando me llevan yo lloraba porque era el único que sabía la verdad”, reconoció y continuó: “Cuando llego a la comisaría empiezo a ver al papá, a la mamá, a la hermana y dije ‘ni en pedo hablo acá’. Seguí mintiendo. Dicen que se me vio nervioso. Y sí, más vale”.
+ MIRÁ MÁS: “¿Qué onda gila?”: revelaron los aberrantes mensajes que Soto envió a Catalina para armar una coartada
Luego de eso, el asesino de Catalina Gutiérrez recordó cuando Eleonora Vollenweider lo abrazó en la comisaría para consolarlo y se quebró sin poder seguir hablando. “Se me acercó y me abrazó como consolándome a mí y a mí me daba asco, si yo lo hice. Me estaban tratando así y me daba asco, me sentía sucio”, sostuvo por haber estado engañando a la mamá de la víctima.
Más tarde, la Policía lo buscó en su departamento para declarar sobre ese 17 de julio de 2024. Fue ahí cuando Soto se quebró y confesó el homicidio. “No aguanté más, exploté llorando y dije ‘me arruiné la vida señor, me arruiné la vida’ y empecé a hablar del papá de Catalina y del hecho”, recordó y aseguró que pidió ver a Marcelo Gutiérrez: “Lo primero que le dije a la Policía fue ‘¿dónde está Marcelo?’ para que me mate, para que me tire al piso”.