¿Te imaginás tener un brazo que piensa por sí mismo? Un equipo de científicos españoles descubrió un pulpo en Ibiza con un noveno tentáculo que parece tener su propia cabeza. Esta extremidad extra no solo creció después de una herida, sino que aprendió a hacer cosas por su cuenta.
Los pulpos son famosos por su inteligencia y sus ocho tentáculos llenos de nervios. Cada uno tiene muchísimas neuronas, más que el cerebro humano, lo que les permite moverse y explorar el mundo de manera increíble. Un dato no muy conocido es que estos brazos pueden seguir moviéndose incluso si se cortan.
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En este caso, el pulpo de Ibiza tenía cinco tentáculos heridos. La mayoría se curaron bien, pero uno se dividió en dos más pequeños y sí se creó un noveno brazo. Al principio, el cefalópodo no usaba mucho esta extremidad extra, pero con el tiempo aprendió a controlarla y darle funciones importantes.
Según el artículo publicado en WIRED Italia, tras las filmaciones, los científicos descubrieron que usaba los tentáculos para tocar el fondo del mar, explorar objetos e incluso para impulsarse y agarrar comida. “Esta adaptabilidad subraya la flexibilidad de los pulpos. Sus extremidades pueden reaccionar a la información sensorial sin requerir la intervención del cerebro, como si los tentáculos tomaran decisiones de forma independiente”, explicaron los investigadores.