Durante un año, Paulo Alejandro Arrieta ejerció violencia sistemática sobre dos de sus exparejas en Córdoba. Manipulación, encierros, amenazas físicas y verbales, pero también violencia digital, fueron las conductas advertidas en la sentencia.
La Cámara Tercera del Crimen reveló que el acusado usó el celular, las redes sociales y los contenidos íntimos como herramientas para someterlas. Por ese motivo lo condenaron a seis años y siete meses de prisión.
Arrieta confesó su responsabilidad en diez hechos delictivos ejercidos contra dos exparejas y de esa manera lo terminaron juzgando en un juicio abreviado. Los casos sucedieron entre 2022 y 2023, según surgió de la investigación.
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La jueza María de los Ángeles Palacio de Arato subrayó que se trató de casos enmarcados en violencia de género, con una dimensión digital significativa.
Uno de los episodios más graves ocurrió cuando Arrieta amenazó a una de las víctimas con revelar su diagnóstico de VIH si no le entregaba dinero para comprar drogas. En otra ocasión, la obligó a consumir cocaína como “prueba de amor”.
A su otra expareja la vigilaba mediante redes sociales y la coaccionó tras acceder sin permiso a material íntimo almacenado en su celular. También escondió medicamentos esenciales y ejerció violencia física y psicológica.
Agresiones graves
La jueza destacó la gravedad de las agresiones digitales, amparadas en la “Ley Olimpia”. En su fallo afirmó que esos episodios “constituyen una extensión de la violencia que las mujeres sufren en el ámbito presencial, y generan un impacto profundo sobre su salud mental, su autonomía y su libertad”.
“Las mujeres y las niñas víctimas de la violencia digital suelen sufrir distintas consecuencias: estigmatización, daños a la reputación, una menor productividad, efectos negativos sobre la salud mental y el bienestar psicológico, aislamiento tanto en el mundo virtual como en el mundo real”, resaltó.