Un nuevo femicidio conmociona a Mendoza. Flora Inés Moyano, de 60 años, fue encontrada asesinada en un pastizal de la localidad de Las Heras luego de que su hija denunciara su desaparición. Por el crimen detuvieron a su pareja, Walter Molina Corvalán, que tenía un impresionante historial criminal.
El hallazgo ocurrió en la mañana del domingo, cuando policías que recorrían la zona divisaron un bulto entre los yuyos. Al acercarse, confirmaron el peor escenario: el cuerpo de la mujer, con golpes y signos evidentes de violencia.
El dato más aberrante llegó horas después, cuando el cuerpo de Moyano fue inspeccionado por las autoridades. Molina Corvalán le había escrito una frase tras asesinarla con un mensaje que esclarece el móvil: “Ahora no c... con nadie más”.

Condenado con beneficios
El asesino tenía en su haber múltiples condenas firmes por delitos aberrantes, entre ellos homicidio, robo agravado y abuso sexual con acceso carnal. Cumplía prisión en la Colonia Penal de Gustavo André, desde donde salía por permisos transitorios controlados con tobillera electrónica.
Fue justamente ese dispositivo el que lo ubicó en el lugar del crimen. Y también el que permitió encontrarlo para detenerlo cuando iba de regreso al penal. Lo imputaron por femicidio.
+ MIRÁ MÁS: La joven descuartizada consumía y estaba en situación de calle: la familia no descarta que esté con vida
La ministra de Seguridad mendocina, Mercedes Rus, detalló el historial judicial del detenido y apuntó contra el sistema: “Un abusador reincidente y ahora femicida con salidas transitorias pese a los informes técnicos negativos. Una víctima que no fue protegida”.
La investigación busca determinar cómo, pese a los antecedentes y advertencias, Molina Corvalán pudo acceder a un régimen de salidas que facilitó el femicidio. El caso reaviva el debate por la supervisión y control de presos con antecedentes de violencia de género.