El caso de Brenda Torres (21) estremeció a Córdoba por la brutalidad del crimen y los detalles espeluznantes que siguen surgiendo con el avance de la investigación.
El hallazgo del torso y la cabeza de la joven en el patio de una casa de barrio Chateau Carreras confirmó las peores sospechas, después de que sus extremidades aparecieran desmembradas en diferentes puntos de la zona.

En la misma vivienda de la calle Horneros al 574, donde estaba enterrado el cuerpo bajo un pozo de tierra removida, la Policía detuvo a dos hombres: Cristian Aranda (38) y Gustavo Lencina (53), este último con experiencia como matarife.
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Según los investigadores, los cortes que presentaba el cuerpo tenían características de haber sido realizados por alguien con conocimiento profesional en el uso de cuchillos. En el lugar también se secuestró una cuchilla.
Los dos sospechosos eran conocidos en el barrio. Según pudo averiguar Telenoche, trabajaban como cuidadores o supuestos guardias de seguridad sin autorización formal, lo que generó cierto recelo entre vecinos de Chateau Carreras.
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Fueron detenidos en el mismo lugar del horror, después de una pista clave captada por cámaras de seguridad: desde un domo de la Policía observaron a un hombre salir de la vivienda en una moto 110 centímetros cúbicos cargando bultos. Esa persona fue seguida y, al sacarse el casco en una estación de servicio, una cámara captó su rostro y permitió su identificación.

Aunque en un principio se especuló con un posible ajuste narco, los investigadores descartaron que los acusados tuvieran vínculos con la venta de drogas.
Hipótesis
La principal hipótesis apunta a que Brenda fue asesinada durante una reunión en la que se estaban consumiendo drogas. Aparentemente, en ese contexto, recibió una golpiza fatal y luego tomaron la decisión de descuartizarla para deshacerse del cuerpo.

“En mi familia están mal por mi hermana. Queremos justicia y desde los medios no nos dan bola”, expresó Jesica, la hermana de la víctima, en diálogo con Telenoche. “Lloro mucho y extraño a mi hermana. Y quiero justicia, nomás”, dijo entre lágrimas.
Mientras la Justicia profundiza la investigación para reconstruir con precisión qué ocurrió esa noche, el barrio aún intenta reponerse del espanto. La casa de la calle Horneros 574 quedó marcada como el último escenario del horror en Córdoba.