En julio de 2024 cuatro hombres mataron a un yaguareté en Estanislao del Campo, una zona rural al sudeste de la provincia de Formosa. Lo colgaron, le sacaron la piel y se fotografiaron con él. Poco más de un año después la justicia federal los condenó por este crimen en un fallo histórico. Tres hombres recibieron la pena de dos años de prisión efectiva bajo arresto domiciliario con posibilidad de salidas para trabajar. El cuarto involucrado recibió la misma pena pero con ejecución en suspenso.
El yaguareté es una especie clave para los ecosistemas y considerado Monumento Natural Nacional por eso tiene una protección legal especial. Sin embargo en el país nunca hubo condenas con penas de prisión efectiva para los responsables de cazarlo. “Hemos tenido más de 75 causas por caza de yaguaretés y nunca se había llegado a esta situación”, explicó a El Doce Nicolás Lodeiro Ocampo, fundador de la organización Red Yaguareté. Esta institución participó como querellante en el juicio junto a la Administración de Parques Nacionales y la Provincia de Formosa.
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Hubo cinco elementos que nunca se habían dado en el país en juicios de caza de este ejemplar: indagatoria, procesamiento, elevación a juicio, prisión preventiva y prisión efectiva, señaló a El Doce Natalia Cardoso, Coordinadora de Asuntos Penales de la Administración de Parques Nacionales.
Indagatoria
“El hecho de haberlos llamado a indagatoria ya era todo un logro”, manifestó Cardoso. Y agregó que en estos delitos de caza nunca ni siquiera habían logrado dar con la gente que forma parte de estos grupos de cazadores. Cardoso recordó el caso de un hombre que años atrás se fotografió con un yaguareté que había cazado en la provincia de Salta. En ese momento desde Parques Nacionales lograron que la justicia pidiera una recompensa por información sobre el cazador pero el caso no prosperó. “Muchas veces la gente no se anima a denunciar”, lamentó Cardoso.
Procesamiento y prisión preventiva
Había riesgo de que los acusados entorpecieron la causa, por lo que el procesamiento se dio con prisión preventiva, explicó Cardoso. En un principio tres estuvieron prófugos y solo uno había declarado. Este último fue a quien el juez le otorgó la pena de prisión en suspenso.
Elevación a juicio y prisión efectiva
Desde Red Yaguareté y la Administración de Parques Nacionales coinciden en que el juzgado y la fiscalía estuvieron muy comprometidos con este caso. Y que eso fue clave para juzgar a los cazadores y condenarlos en tiempo récord. Además, el juez consiguió dictar penas de prisión efectiva, cuando la Ley Nacional de Fauna N° 22.421 prevé penas de hasta 3 años, que pueden ser excarcelables.
“Se consiguió un juicio abreviado en el que los responsables aceptaron el delito. El juicio abreviado era la única solución porque establecía una condena”, explicó Cardoso. Que tres de los acusados hayan estado prófugos fue considerado como un agravante para que el juez dictara la prisión efectiva, agregó Lodeiro Ocampo.
Las penas aplicadas son de cumplimiento domiciliario y con salidas autorizadas para ir a trabajar. “Es gente que vive del campo y que no podría sostenerse estando en la casa”, señaló Lodeiro Ocampo.
Qué sigue: penas más severas para los responsables
“Este fallo es un punto de partida para modificar la Ley de Fauna que está muy atrasada”, manifestó Cardoso. Desde Red Yaguareté explicaron que ya hubo siete intentos de modificarla en el Congreso pero que todas fracasaron por “falta de interés de los legisladores”. Y agregaron que en la actualidad hay un proyecto que busca aumentar las penas para la caza de ciertas especies en peligro de extinción como el yaguareté hasta cuatro años, para que sean de cumplimiento en la cárcel.
El yaguareté, especie clave para nuestra supervivencia
Este animal habita en casi toda América, desde el norte de Estados Unidos hasta el norte de la Argentina. Y antes su territorio llegaba hasta el norte de la Patagonia. En nuestro país está en peligro crítico de extinción y se considera que quedan solo cerca de 250 ejemplares.
El yaguareté es lo que se conoce como “depredador tope”, explicó a El Doce Verónica Quiroga, investigadora del CONICET que estudia al animal hace más de 20 años. Esto significa que está en la cima de la cadena alimentaria y que todo lo que está debajo de él se regula gracias a él. Es decir que el yaguareté ayuda a mantener el equilibrio en todo el ecosistema. “Todo lo que consumimos en las ciudades depende de este equilibrio” aseguró Quiroga. El aire que respiramos, el agua que bebemos, la carne, las verduras y todos los alimentos que ingerimos dependen del equilibrio de los ecosistemas. “En las ciudades estamos disociados de lo que pasa en el campo. Nos olvidamos de dónde viene el bife de la carnicería, las verduras que compramos”, expresó Quiroga. Si el yaguareté no está, se generan desequilibrios y esto hace que los ecosistemas dejen de ser productivos para los humanos, sentenció.
Estudios estiman que en la zona del Gran Chaco argentino, conformado por parte de las provincias de Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Salta quedan alrededor de 20 ejemplares. Uno de ellos era el que fue cazado en julio de 2024 y que había sido registrado por una cámara trampa en febrero de ese año. Fue identificado por sus manchas.
Para proteger a esta y otras especies es necesario cambiar nuestras formas de consumir y de desechar, pero más necesario es que lo hagan los gobiernos y las grandes empresas, aseguró la investigadora.
Legalmente el yaguareté es responsabilidad de la Administración de Parques Nacionales, es decir que es de todos los argentinos. Así lo expresó Cardoso: “cada ejemplar que perdemos, lo perdemos todos”.