La detención en Perú de Tony Janhzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, por el triple crimen de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, puso sobre la mesa la historia familiar que rodea al joven narco. Su padre, Janhzen Valverde Rodríguez, tuvo un destino ligado al crimen organizado y murió asesinado en 2018 en un ajuste de cuentas.
Valverde Rodríguez integraba la banda “Los Injertos de Nuevo Jerusalén”, que operaba en La Esperanza, distrito de la provincia de Trujillo, departamento de La Libertad. Además de su rol delictivo, fue denunciado por ejercer violencia de género contra su esposa, Yuliana Victoriano, a quien abandonó junto a sus hijos Tony y Sandy.
El fin del un narco criminal
El 16 de diciembre de 2018, Valverde fue asesinado de un disparo por Wilder Lara Chávez, integrante de la organización rival “La Jauría”. La investigación policial determinó que se trató de una represalia: meses antes, el 9 de julio de ese año, Santos López Guevara —integrante de la banda “El Gran Marqués” y cuñado de Lara Chávez— había sido ejecutado por el grupo al que pertenecía el padre de Pequeño J.
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La historia criminal de Valverde no solo dejó huellas en la familia, sino que también dio origen al apodo de su hijo, que pasó a ser conocido en el mundo narco como “Pequeño J”. Hoy, ese mote resuena en la investigación del brutal triple crimen que conmociona a la Argentina y que lo tiene como principal acusado.