Un informe revela que el empleo no registrado alcanza cifras alarmantes en Argentina. Detrás de los porcentajes, hay vidas atravesadas por la precariedad. Como la de Eugenia, una madre sola que cayó en la informalidad y terminó en la calle.
El trabajo no registrado alcanzó un nuevo techo en Argentina: según el Instituto Interdisciplinario de Economía Política, el 43,2% de la población. El número, el más alto en los últimos 17 años, se traduce en que 4 de cada 10 personas están excluidas de derechos básicos laborales. Pero más allá de las estadísticas, hay rostros que cargan con la dureza de esa realidad. El informe especial de Telenoche expuso algunas de esas historias que los fríos porcentajes no cuentan.
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Eugenia es uno de esos casos. “Trabajé hasta hace unos meses. Cerró el lugar donde estaba yo”, contó. En cuestión de días, perdió su empleo y quedó en la calle con su hija adolescente. “Tuve que empezar a trabajar en trabajos comunes, haciendo cosas para vender, limpiar. Yo tenía trabajo, pero estaba en negro”, relató. La informalidad la dejó sin respaldo alguno cuando más lo necesitaba.
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En el último año, mientras el empleo en blanco se achica, también lo hacen los ingresos. Según el mismo estudio, entre 2024 y 2025 los salarios registrados cayeron un 9,1% y las jubilaciones, un 15%. Con la canasta básica muy alta, muchas familias ya recurren a la tarjeta de crédito para comprar comida. “Estuvimos durmiendo en la calle. Fue tremendo. Estuvimos unos días en la terminal al desamparo de todo”, relató Eugenia.
“Gracias a Dios su ayuda me sirvió mucho, hace unos minutos alquilé una pieza para mi hija”, dijo entre lágrimas, tras recibir ayuda solidaria. Pese a todo, sigue buscando un empleo digno: “Necesito un trabajo fijo y que esté en blanco para poder alquilar y estar segura con mi niña. No quiero que me vuelva a pasar esto”. Detrás del récord de informalidad hay miles como ella, resistiendo sin red en una economía cada vez más desigual.