La investigación por la muerte de la reconocida psiquiatra Virginia Franco, hallada asesinada en su casa de City Bell, La Plata, sumó en las últimas horas un foco central: Pablo Adrián Bozza, el hombre que llamó al 911 y que por estas horas es el principal sospechoso.
Bozza, argentino, divorciado y residente de La Plata, tiene 47 años y trabajaría —según le dijo él mismo a la Policía— como Gerente Operativo en la Caja de Seguridad Social para los Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires.
Su nombre sorprendió a los vecinos, algunos de los cuales aseguraron a las autoridades que el hombre “no caía simpático” y que solía frecuentar la vivienda de la médica asesinada.
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El domingo por la mañana, cerca de las 10.30, Bozza fue quien se comunicó con la Policía para advertir que no lograba comunicarse con Franco desde hacía un día. Cuando los efectivos llegaron al domicilio, lo encontraron ya en la puerta: la tranquera estaba abierta y él manifestó preocupación.
Ingresó junto a los agentes y, según el parte policial, fue por una ventana que divisaron el cuerpo de la profesional tirado en el piso, rodeado de sangre y en medio de un desorden que indicaba una escena de violencia intensa.
De acuerdo a fuentes del caso, Bozza pronunció una frase que llamó la atención de los investigadores, vinculada a su insistencia por entrar a la casa. Aunque el contenido no fue difundido por la Justicia, trascendió que generó dudas y llevó a los policías a considerarlo inmediatamente como testigo clave y potencial sospechoso.
Medios platenses revelaron que Bozza tenía “acceso cercano y habitual” a la vida de Franco. No solo la visitaba: trascendió que le manejaba algunas cuentas bancarias, un dato que no pasó desapercibido y que ya es analizado por la fiscalía.
La causa, a cargo del fiscal Álvaro Garganta, se encuentra caratulada como averiguación de causales de muerte, aunque los elementos reunidos apuntan a un homicidio en el marco de un violento robo.
Por ese motivo, Bozza fue demorado, se le secuestró el celular y se investigan sus comunicaciones con la víctima.
Mientras tanto, la fiscalía pidió el relevamiento completo de cámaras de seguridad de la zona y trabaja con cautela para reconstruir los últimos movimientos de la psiquiatra, quien vivía sola, era viuda y no tenía hijos.