Catalina Gutiérrez nació y pasó sus 21 años en la misma casa de barrio Inaudi, en el extremo sur de Córdoba capital. Los vecinos de ese mismo lugar, hoy le rindieron homenaje designando una plaza con su nombre. El gesto se concreta el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, para denunciar la violencia contra las mujeres en todo el mundo y reclamar más políticas que la erradiquen.
En una reunión íntima, la plazoleta que tiene una pequeña gruta de la Virgen del Rosario del Milagro fue nombrada “Plaza Catalina”. Su mamá Eleonora Vollenweider, su papá Marcelo Gutiérrez y su hermana Lucía encabezaron el encuentro que también contó con la presencia de amigos, familiares y seres queridos de la estudiante de Arquitectura asesinada por Néstor Soto (21) el 17 de julio de 2024.
Mientras la gente llegaba a la plaza se escucharon canciones cantadas por Catalina. Además su papá hizo una interpretación con la guitarra en honor a su hija, uno de los momentos más conmovedores.
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Eleonora Vollenweider relató el horror que vive desde aquel miércoles de invierno y aseguró que al pensar en lo que viven día a día la cadena perpetua le parecen “pocos años de condena”. “Resumo lo que estoy viviendo en tres palabras: dolor, horror y esperanza. No puedo poner palabras lo que me genera la muerte de Catalina, pasaron un año y cuatro meses y la espero y busco como el primer día”, comenzó la mamá.
“Todo está igual que ese 17 de julio cuando un policía me dijo ‘no tiene pulso’”, recordó con la voz quebrada y siguió: “Es un dolor que te amputa, te corta, te parte… es un dolor que también me mata ya que su muerte se llevó parte de mi vida”.
Acerca del horror, Vollenweider afirmó que la obligó a entender que “nada volverá a ser como antes” y que también la puso en lugares que jamás imaginó ocupar, como hablar en una marcha multitudinaria que esperan su reflexión o pintando un banco para simbolizar la violencia de género. Sin embargo, sostuvo que esas situaciones repletas del amor de la gente la hicieron sentir lo que ella llama “la magia de Catu”.
Eleonora reconoció que convive con otro sentimiento: el odio. Aseguró que sabe que está mal y que lidia con eso “todas las mañanas”. “Se me vienen a la cabeza pensamientos terribles, todos los días lucho con eso busco salir de este círculo que sé que me hace mal”, se sinceró.
“Cuando pienso en quién me quitó lo más preciado para mí, en su mente retorcida, me parecen pocos años su condena… pienso también en su familia y en lo que ellos no supieron o no quisieron ver”, expresó en relación a los familiares de Néstor Soto y siguió: “Con límites o quizás con un simple llamado de atención se hubiese evitado esta tragedia, no solo para todos nosotros sino también para su familia”. “De algo sí estoy segura, un asesino no se cría en cualquier casa”, sentenció.
Casi al final, Eleonora Vollenweider sostuvo que “el dolor y el horror están a la vuelta de la esquina” y pidió: “Cuando sientan que algo incomoda no lo dejen pasar, no normalicen conductas, celos ni exabruptos, no nos volvamos cómplices silenciosos de lo que nos incomoda”.
Plaza Catalina
El homenaje a Catalina Gutiérrez tiene como fin ser un lugar de reflexión y concientización sobre la violencia de género, pero también un espacio para rezar y recordar que la vida es “un regalo”. Además, es un punto para pedir ayuda en casos de violencia, ya que la familia Gutiérrez creó una página web que conmemora a la joven y tiene la información necesaria para denunciar y recibir atención.
“Que tu muerte, adorada hija, sirva de algo. Que cuando alguien pase o venga a esta plaza encuentre paz y la sabiduría necesaria para apartarse de la gente que lastima”, concluyó Eleonora. El encuentro contó con la presencia del juez Horacio Augusto Carranza, quien fue presidente del tribunal que condenó a Néstor Soto a cadena perpetua.