Las bandas de cuarteto preservan actualmente un instrumento que estuvo desde las primeras formaciones. Conocido tanto por su poder emotivo como por el de hacerte mover las caderas, el acordeón es una pieza clave en el género popular cordobés, que reconocer a quienes lo tocan como “maestros”.
Este martes, en el Día nacional del acordeonista, Seguimos en El Doce conmemoró la historia de Daniel Franco y Martín Aguirre, dos músicos cuarteteros de pura cepa.
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Daniel comenzó su carrera en el Cuarteto Berna cuando era tan solo un niño, en el grupo que lo vio debutar a Carlitos Jiménez. Tan joven era que tenían que tener un recurso de amparo hecho por un juez para poder trabajar de noche siendo menor de edad.
De sus primeros años recuerdan las pistas de tierra, los amplificadores con batería de auto, los bichitos de luz que se tragaban cuando tocaban en el campo. Más adelante formó su propio grupo junto a su hermano, el Cuarteto Dany, que después de unos años se transformó en La Sonora Dany. Recuerda como si fuera ayer el momento en el que pegaron su primer éxito, “El tartamudo y el león”, con el que vendieron casi 50 mil unidades de casettes, magazines y y long play.
Pero sin duda su canción más popular que hizo para el cuarteto es una que escribió para La Mona en el año 92, cuando todavía no formaba parte de su banda: La pupera.
Tras la tragedia que enlutó a la banda, por la muerte de José Concha, Dani se volvió a juntar con Carlitos y para así volver a ser parte de la familia Jiménez.
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La historia de Martín también empezó cuando era muy chico, a los seis años, por lo que puede definirse esto como una historia de amor de toda la vida que muy pronto se convirtió en trabajo.
Martín hoy es el actual acordeonista de Desakta2, pero su currículum presume varios nombres destacados en la historia de la música, empezando por Gary y Ariel Ferrari o La Banda de Carlitos, donde estuvo 11 años, pasando por Chipote y Q’Lokura, hasta llegar a integrar la banda de Jorge Rojas.
“Con todos aprendí algo, pero disfruté muchísimo de trabajar con Jorge. Los músicos venían de otro palo entonces aprendés cosas que después aplicás a lo tuyo”, explica.
“Después de muchos años de estar en La Banda de Carlitos, la primera vez que Jorge me menciona en el Luxor fue un tema porque yo venía de los bailes donde hay gente de espaldas, con vasos, en otra, y él paró a la banda para presentarme a mi”.