A los alrededores el clima era festivo desde temprano. Si bien era distinto al pre pandemia, con un operativo de seguridad “ni que estuviera Luis Miguel” aventuró un fan, pero en la atmósfera vibraba un clima especial, con algunos detalles que hacían pensar que los 5 años y 8 días desde que La Mona tocó por ultima vez en el Sargento nunca pasaron.
Los vecinos en la puerta de sus casas mirando, con reposeras, algunos anticipados preparando los choris para la salida. Adentro, la gente cruzaba el famoso pasillo blanco y se le dibujaba una sonrisa en la cara, acompañando el momento con alguna que otra lágrima.
Pasada la una de la madrugada subió Lore Jiménez para hacer la previa por pedido expreso de su papá. Celosa, Mágico sueño del alma y así siguió con un repertorio de genuino cuarteto característico.
Los minutos pasaban y adentro la gente se iba acomodando, como un ritual divino, los de siempre ahí ya sabiendo a dónde ir, en el lugar que siempre ocupo cada barrio. En esos mismos rincones se reencuentran, sonríen, se abrazan, se sacan fotos. Este no es un Sargento más.
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“Cosas que pasan como cuando tenía 4 años y debutaba acá en el Sargento en una sillita de madera”, expresó la Lore como antesala a una noche que quedará para el recuerdo de cada una de las miles de almas que estuvieron ahí presentes. La artista se animó a hacer una versión masculina de La Loca dedicada a los “locos golpeadores”.
“Allá estaba la negra con los lomitos, mi mamá con las entradas, yo caminaba hasta acá y era chiquitita, con otros nenes, la veo a la Esilda acá, a mi abuela, a tu abuelo, los mozos que iban y venían con los canastos llenos de ginebra, convoquemos a las memorias” invita a recordar desde el escenario.
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Cerca de las dos terminó el show de la Lore y da lugar a que venga los que todos a fueron a ver: El regreso del Rey. Si bien ya cada bailarín estaba ubicado en su clásico lugar y mientras aguardaban la aparición de La Mona, llamó un poco la atención y descolocó a los fanáticos el trabajo del dj quien se encargó de musicalizar la espera al ritmo de canciones de Bad Bunny.
Ahora sí, llegó el momento
En plena oscuridad, los músicos fueron tomando cada uno su lugar y bajo el grito impaciente de “Vinimos a ver La Mona, La Mona donde está” apareció Carlitos con un impecable traje blanco. Para sorpresa de todos, decidió abrir su presentación con palabras desde el corazón.
“Nunca pensé que yo iba a llegar a los 74 años y que iba a estar cantando acá en el Sargento Cabral”, expresó el cuartetero luego de confesar que había hecho la tarea de contar el tiempo que pasó y fueron en total cinco años y ocho días que no pisaba las tablas del monumental de San Vicente.
También aprovechó el momento para dedicarle el show a Humberto Bravi por haber confiado en él ya que hace más de 50 años que le abrió sus puertas. “En esta casa me siento prácticamente parte”, expresó.
Antes de comenzar con el show de manera oficial, Jiménez no dejó pasar la situación y con palabras profundas, agradeció a cada uno por el amor, la compañía y la fidelidad hacia su persona. “Han sido momentos muy emotivos, he pasado por momentos graves pero todavía el flaco no me quiere llevar, quiere que siga cantando para ustedes. Esta es la misa, la misa son ustedes. Muchas gracias con todo mi corazón”, finalizó.
Clásicos para un clásico
Después de sus palabras sobre el escenario, llegó el momento más esperado: el baile de Jiménez. El inicio oficial se dio de la mano de Mi querido Sargento Cabral, el tema ideal para el lugar, la situación y el ansiado regreso.
El repertorio contó con 25 canciones en donde realizó un repaso por las distintas etapas de su carrera, llevando la marea de jimeneros a un viaje en el tiempo al ritmo de Rockero Miguel, Verónica, Colonia barata, Te quise mal, Bésame, Dime que harás, El campesino, entre tantos otros.
También tuvo lugar para lo nuevo de su repertorio como Por boludo, videoclip que grabó en la última edición del Baile más grande del universo y lo presentó en los últimos días a través de su canal de YouTube.
La presentación de Jiménez en el Sargento Cabral fue una caricia al alma tanto para el mismo artista como para las miles de almas que se hicieron presente.
El regreso de Carlitos al templo se vivió como un típico baile pre pandemia, aunque algunos detalles de la noche fueron un “golpe de realidad” de la nueva era. Durante el show algunos jimeneros se subieron a los hombros de su grupo para ser nombrados, algo que fue moneda corriente en la historia de los bailes, y eran apuntados por los guardias con láser para que volviera a su lugar.
Una mezcla de sensaciones, emociones, vivencias y experiencias de los viejos “viernes de misa” que miles de bailarines tuvieron la oportunidad de vivir. En abril y mayo continuarán las presentaciones de La Mona para continuar sumando capítulos a una historia que cada día enaltece más al cuarteto y la figura de Carlitos La Mona Jiménez.
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