Fernando Cerezo, dueño del grupo Los Bingos, repasó cómo conoció al joven Walter Olmos. “Empezó todo a través de un tío mío que trabajaba en un lugar tutelar de menores, a donde iban los chicos que estaban en la calle. Me comentó de un pibe que cantaba como La Mona. Un día prendo la radio y escucho que cantaba un chico en un grupo. Me sorprendió el parecido en el registro de voz y me quedé con eso”, recordó.
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El primer contacto fue gracias a “Condorito”, amigo inseparable de Walter en esa época. “Estaba Walter pateando las cajas de tetrabrik y lo llamó. Le pregunté: ‘¿Qué sabés cantar?’. Me dijo: ‘Yo sé cantar los temas de la Mona, quiero cantar’. Ahí me mostró y le dije: ‘Vos cantaste en la radio’. Y así confirmé que era el chico del que me hablaba mi tío”.
Al día siguiente, Walter y Condorito fueron a la casa de Cerezo. Allí interpretó “Un telegrama de despido” y lo deslumbró.
Los primeros pasos en la música
Cerezo le escribió temas propios para probar su talento: “Para sentirme vivo” y “Extrañándote”. “Le puso lo que yo quería para el tema, se me hizo muy fácil empezar a producirlo. Con Walter más dos cantantes que ya tenía, ese sueño se empezaba a encaminar”, explicó.
La banda grabó en La Casona, donde La Mona los escuchó y no dudó en apadrinarlos: “Denle toda la onda, todo el país, porque son muy buenos”, dijo el Mandamás sobre Los Bingos.

El día que apareció Rodrigo
Cerezo también recordó cómo conocieron a Rodrigo, quien rápidamente quedó fascinado con Walter:“Fuimos a hacer un refuerzo de sonido para El Potro y Los Zarza. Walter estaba trabajando de plomo. Ahí Rodrigo lo escuchó y esa misma noche se lo llevó”.
El productor contó que el tema que deslumbró al ídolo cordobés fue “Por lo que yo te quiero”. “Muchos dicen que se lo hicieron escuchar, pero no. Estábamos los dos con Walter y Rodrigo hizo un movimiento con el operador de la radio. Me preguntó: ‘¿Vos cantás?’. Le dije: ‘No, él canta ese tema’. Y ahí empezó todo”.

El regreso y el sueño de Buenos Aires
Siete meses después, Walter volvió a Catamarca. “Vino con una remera blanca que decía ‘Pasión Tropical’ y la cabeza rosada. Se acercó a mi casa, yo no lo quería atender. Finalmente lo recibí, me regaló la remera y me dijo: ‘Nos tenemos que ir de acá, tenemos que ir a Buenos Aires, allá está la papa’”, relató Cerezo.
En ese momento, Pepe Gozalo y Rodrigo se encontraban distanciados y ambos se disputaban quién iba a manejar la carrera del joven catamarqueño.

La reflexión sobre su final
Al hablar de la trágica muerte de Walter, ocurrida el 8 de septiembre de 2002, Cerezo se quebró: “A él le faltó contención, le faltó el que le diga que no. Cuando le tenían que decir que no, le decían que sí. No había una amistad entre él y yo, era un vínculo como de padre. Yo lo quería como a un hijo”.
Incluso recordó un episodio que, con el tiempo, se volvió premonitorio: “Una vuelta estaba con una pistola mata gatos tirándole a una camioneta. Yo vine y se la quité. En el momento en que sucedió lo trágico, no hubo nadie que le diga que no”.
El legado
Walter Olmos falleció a los 20 años en un confuso episodio con un arma de fuego. Su muerte fue catalogada como un “accidente fatal”. Sin embargo, sus canciones y su estilo siguen marcando a generaciones, y las memorias de quienes lo acompañaron desde el inicio, como Fernando Cerezo, permiten mantener vivo su legado.