En la previa de un nuevo desafío, su segundo “Larguísimo”, Fabricio Rodríguez, guitarrista del Loco Amato, habló con Cuarteteando y repasó su historia, marcada por la pasión, la constancia y un sueño cumplido.
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Fabri conoció al Loco cuando tenía apenas 3 años, gracias a su padre, también fanático, que lo llevó a Ritmo Punta para ver a un joven Amato en sus primeros años de carrera. Desde entonces, lo siguió en cada etapa, primero en Trulalá, luego en La Fiesta y finalmente como solista, siempre con la ilusión de algún día ser parte de su banda.
Su camino musical comenzó a los 7 años, cuando empezó a estudiar batería, y a los 16 ya tocaba profesionalmente en distintas bandas. El destino quiso que esa ilusión de niño se hiciera realidad:“Yo estaba en Trula, me llamaron y decidí irme porque quería cumplir ese sueño. Estuve casi un año con el Loco, después por decisiones propias dejé la música. Volví con Marcos Bainotti y hace dos meses me llamaron de vuelta para tocar con el Loco y dije que sí”, contó emocionado.
La experiencia de estar junto al Loco
Hoy, formar parte de la banda de Cristian Amato significa para él mucho más que un logro personal. “Es una responsabilidad muy linda. Siempre se disfruta al máximo, te subís al escenario y lo disfrutás como si fuera la última vez”, expresó.
El músico ya participó de un Larguísimo y ahora se prepara para hacerlo por segunda vez, algo que vive como un sueño y también como una revancha:“Tenés que tener aguante, muchas ganas y seguirle el ritmo a él, es un baile que no tiene pausa”, aseguró entre risas.
De fan a compañero de escenario
Al ser consultado sobre qué le diría a ese niño de 3 años que conoció a su ídolo, Fabri no dudó:“Que todo llega, que crea en él, porque tarde o temprano las cosas llegan”.
Con esa frase, resume una historia inspiradora que demuestra que la pasión, la perseverancia y el amor por la música pueden convertir los sueños de la infancia en realidad.



