Moviendo la mano derecha hacia un lado y hacia el otro, con el clásico pasito jimenero, Julio Bocca le daba pie para que Carlitos La Mona Jiménez ingrese al escenario en el cierre de una noche de gala por el 427º aniversario de la Ciudad de Córdoba en el Teatro del Libertador San Martín.
Era el 6 de julio del año 2000, y en los medios ya circulaba el rumor de que esa noche "algo distinto" iba a pasar. Una sorpresa que implicaba un pasito más en la cuenta pendiente de la cultura cordobesa a su música tradicional. El coliseo mayor de la Provincia tenía cerradas sus puertas al tunga tunga, y el público de elite que asistía regularmente no veía con buenos ojos que esas puertas se abran.
El antecedente se había dado seis años antes, también mediante la invitación de un ilustre nacional: Jairo festejó allí sus 25 años con la música y eligió al Mandamás como compañero para interpretar la canción "Mi querido amí", escrita por Daniel Salzano.
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En esta ocasión, con el nuevo siglo ya empezado, el bailarín clásico se presentó con el ballet argentino y, sobre el final del espectáculo, la gran nota de la noche. Cuando la Mona subió al escenario con un traje de terciopelo turquesa, el público se sorprendió, cambió el chip clásico por el del tunga tunga y se dispuso a festejar.
Los integrantes del ballet salieron de la pose y movieron las caderas para un lado y para el otro armando un trencito con Jiménez y Bocca a la cabeza. Las coquetas señoras de la primera fija, con sus mejores trajes de gala, lo aplaudieron de pie. Una noche histórica que quedará en la memoria de todos los cordobeses.
Diez años más tarde, la Mona tendría una nueva oportunidad, pero esta vez como máximo protagonista. Con motivo de presentar su autobiografía Juan Carlos Jiménez Rufino, La Mona, el ídolo pisó el escenario mayor de la provincia junto al periodista Jorge Cuadrado. Deuda completamente saldada para el referente máximo del cuarteto, que siempre dijo sentirse discriminado por algunos referentes de la cultura por no ser convocado.