Este martes, la Ciudad de Córdoba está cumpliendo 448 años. Y para celebrarlo invitamos a Lorena Jiménez, que nos trajo las canciones más bonitas del cuarteto característico cordobés.
A su lado estuvieron quienes ella llama sus "lorenos", músicos experimentadísimos de Córdoba que forman parte de la banda de su papá. Marcos Merlini, pianista, y Daniel Franco, el legendario acordeonista de la Mona Jiménez, su compañero desde el Cuarteto Berna, que estuvo internado muy grave con Covid y tocó por primera vez en vivo después de superar la enfermedad.
La idea de traer a los músicos de Jiménez surgió en pandemia, cuando el Clan estaba frenado. "Disfruté de una banda alucinante, con la historia que cada uno lleva con mi papá. Daniel es un amigo de la infancia, es mi tío, son las cosas que pude disfrutar de esta instancia tan difícil".
+ MIRÁ MÁS: Daniel Franco, con los dedos listos para hacer sonar su acordeón.
Lore está convencida que la pandemia fue una oportunidad para ella, quien se define como una artista "del under" que conoce el formato cena show porque siempre tocó en bares. "Esto nos puso a todos el mismo techo de público. Sino te debora la masa, porque tenés que llevar ocho mil personas para que te observen", analiza.
"Las canciones de mi papá son joyitas que no suenan más. Yo las saco como los vestidos viejos de la abuela y me las pongo"
A su parecer, este tiempo servirá para que se instalen los nuevos formatos y que regrese la familia a los shows de cuarteto. "Siempre le tuve miedo a los jóvenes, que pensaban que si uno cantaba con mi papá era porque quería ocupar el lugar de mi papá, y los lugares no están para ocuparlos porque lo que él tiene no lo puede comprar nadie en esta vida", explica.
+ VIDEO Disfrutá del mini show de Lorena Jiménez en YouTube:
El proyecto musical de Lorena siempre está en constante evolución. Después de pasar por otros géneros, hoy se la juega por refundar las bases de la música de Córdoba, a su estilo y con una impronta femenina poderosa. Esta idea surgió de una charla con su papá, quien le mostró "joyitas" entre las más de 800 canciones que grabó que ya no se hacen y valían la pena rescatar.
"Son canciones que no suenan más, traídas del vinilo. Yo las saco como los vestidos viejos de la abuela, que en este caso es mi papá, y me los puse, en voz de mujer con canciones venidas del vinilo. Lo siento tierno para mi, tienen algo del tango, del melodrama y el cuarteto que trabaja en trama de romance", asegura.
"Hay que aprovechar las circunstancias que te da la vida. Lo lindo que tiene la música, el recuerdo, es que no te abandona. En eso que uno pensó que ya no podía tocar más por todo eso , había gente que recordaba lo que yo restaba haciendo y me devolvió a escena, y pensé que no tenía banda y sí la tenía"