No terminó la escuela primaria, pero tiene más de 250 canciones inscriptas a su nombre en Sadaic. Pablo "Lanzallamas", Brizuela, está cumpliendo 35 años de carrera y lo celebra el sábado 9 de noviembre en la Sociedad Belgrano.
Su recorrido musical comenzó en el 84, cuando con su hermano, formaron la banda “Los chicos alegría”. Él tenía 20 y Javier Carlos, que cantaba, 14. Eran chicos, pero tenían un objetivo claro, la música sería el motor de sus vidas para siempre.
En el 85 ingresó a Trulala, gracias a un vecino de Barrio San Pablo, el acordeonista Roberto Domínguez, al que le hizo saber que tocaba el piano y le presentó a Manolo. El oficio para leer y componer música se lo enseñó Cánovas, junto a Víctor Scavuzzo y el Gringo Settembrini. "Apenas se leer y escribir, pero tengo un don con la música", reconoce.
Todo lo conocen como Pablo Brizuela, pero ese nombre es prestado de su papá. En el DNI figura como Jorge Alberto. La historia sobre su apodo es conocida. Se lo puso el mismísimo Gary, que, celoso de su acercamiento a sus fanáticas, lo mandaba a alejarse de las mujeres con humor: "Venga lanzita llama". Y de ahí le quedó como una marca registrada.
Se define como músico, cantante y compositor, tres aspectos de su carrera que le dieron frutos distintos, pero que en realidad son lo mismo. Hoy transita con entusiasmo su carrera solista, poniéndole la voz y el cuerpo a sus canciones.
Su oficina esconde un verdadero tesoro para la música popular cordobesa. En las paredes conserva encuadrados los discos en vinilo que grabó con Trulalá y La Barra. En un rincón se encuentran los que considera sus tres mejores tesoros: su primer disco en la banda de Manolo, el último y, en el medio, un disco de Chébere, grupo para el que nunca escribió, pero que le trae los mejores recuerdos de su adolescencia.
Y justamente esa es una de sus materias pendientes: Chébere y La Mona. "Nunca me animé a decirles, maestro, tengo una canción para ustedes".
El Lanza no esquiva al momento de hablar sobre la relación con su hermano, Javier La Pepa Brizuela. A pesar de hoy encontrarse distanciados, afirma estar muy orgulloso de todo lo que logró. "Yo creo que los mejores temas en Trula los grabó él", sentenció.
¿La música los unió o la música los distanció? "Siempre trabajamos juntos de chicos, hasta que nos juntó la música. Los que lo rodean a él nos distanciaron, y gracias a mi música ellos vivieron mucho. Yo nunca anotaría un tema que no fuera mío, eso es feo", deslizó, dejando entrever la posible razón por la que estuvieron más de diez años sin hablarse.
Sin embargo, ante esto tiene una mirada esperanzadora: "El tiempo nos va a ir acomodando".
A mediados de octubre, se encontraron sin querer cuando fueron a saludar a Nilda en el Día de la madre. Como si fuera un día más, mantuvieron una charla amena y se habló de la posibilidad de una visita del líder de La Barra en la Sociedad Belgrano. Habrá que ver si sucede.