El 25 de febrero del 2006, Pablo Ravassollo se dirigía camino a Santa Rosa de Calamuchita para realizar un baile con Trula. Eran cerca de la 1 de la mañana y el cantante, que normalmente viajaba en colectivo con el resto de la banda, prefirió viajar en su auto nuevo para llegar más temprano y así poder juntarse con los fanáticos en la previa.
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Con él iba Mauro Perico Ochoa, músico de la banda con que eran grandes amigos y quien sobrevivió al accidente que terminó con la vida del cantante y un fanático que viajaba con ellos. A 15 años de aquella madrugada trágica, lo recordó como un hermano y un excelente compañero de trabajo: "Siempre ayudaba al que podía, como sea".
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"Pablo era así, siempre con una sonrisa y sembró tantas cosas", expresó en Cuarteteando. "En Trula siempre le metió todo y dejó su vida y así hacía siempre con todo, con su familia, con sus amigos", completó.
Por el impacto, Perico sufrió graves heridas, pero supo reponerse y tiempo después volvió a la actividad con el cuarteto, conformando grandes bandas como la de Ulises Bueno. "Yo la pasé muy mal, pero gracias a Dios pude salir adelante", añadió.
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Sobre Pablo, a quien conoció en el grupo pero desde el primer día entablaron una sentida amistad, guarda sus mejores recuerdos y agradece que en su corta vida pudo llegar a lo más alto: "Él cumplió sus sueños, lo que más quería era tocar en Trulalá".