En dos años, la vida de Rodrigo Romero cambió por completo. De trabajar de albañil en Villa María, a estar en la primera plana de todos los medios nacionales. Todo eso gracias a un sueño, un casting y a tener la fortuna de ser tremendamente parecido a uno de los más grandes ídolos que tuvo el país.
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Después de interpretar a Rodrigo Bueno en “El Potro, lo mejor del amor”, donde además le puso su propia voz a las canciones, el cordobés comenzó su propia búsqueda como cantante. “La película fue un disparador para hacer música”, contó en diálogo con El Doce.
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Pero el joven cantante no se quedó ahí, en la fácil, que podría haber sido convertirse en un imitador más del cuartetero. Asegura que todavía está “buscando su propio estilo”, que se basa en experimentar el tunga tunga desde otros géneros (rock, salsa, trap, ritmos urbanos), haciendo lo que él define como un “cuarteto fusión”.
A principio de año hizo una colaboración con Trula, cantando “Hermano mío” junto a Gino Rodríguez. “Me sirvió para un acercamiento con el público cuartetero”, explicó.
Uno de sus puntos fuertes es que, además de cantar, también escribe sus propias canciones. Sin embargo, no se aleja de la figura que lo llevó a la fama: asegura que Rodrigo es su mentor y su "modelo a seguir". "Siempre va a haber canciones de él en mi repertorio, o algún gesto", indicó, al mismo tiempo que aseguró: "Jamás me pesó la fama y la exposición".