Año 1998. La Mona Jiménez se presenta en La Casona, la legendaria cuna del cuarteto en Catamarca. Una multitud enardecida espera al cordobés. Pero antes, la banda soporte "calienta" la previa.
Un locutor entusiasmado presenta al número que sigue: "Yo les quería contar que este es un sueño que se va a hacer realidad. Tiene 16 años, se llama Walter, el rey del ritmo", dice, mientras el público aclama a los gritos.
+ VIDEO Walter Olmos teloneando a La Mona en Catamarca:
Y sigue su fervoroso discurso con una comparación: "Yo digo que es el clon, es la fotocopia de la Mona Jiménez, y gracias a Dios es catamarqueño. Y gracias a Dios lo tenemos esta tarde aquí en la Casona de San Antonio. Señoras y señores, seguimos en movimiento porque ahora, en el fenómeno Casona, en el show de Los Bingos, canta, canta como La Mona, canta Walter Olmos".
Acto seguido, un joven Walter toma la posta del micrófono y lo da todo en el escenario, dejando cautivados a todos los jimeneros presentes, cantando una canción que fue hit del Potro Rodrigo: "Amor de alquiler".
El video no es muy conocido, ya que fue publicado recién en 2019 por Sol Producciones como inédito, generando hasta la fecha casi un millón de reproducciones en YouTube y cientos de comentarios.
Su historia
Nacido en Catamarca el 21 de abril de 1982, su mamá Noemí lo tuvo con tan solo 15 años. El primero de nueve hermanos de una familia humilde, se crió prácticamente en las calles de San Fernando del Valle, la capital de su provincia, lustrando botas y haciendo algunas changas.
A los dieciséis años salió del hogar tutelar donde cayó después de algún roce con la delincuencia, con la ilusión de ser famoso y convertirse en cantante profesional. Para lograrlo, le hizo una promesa a la Virgen del Valle de Catamarca: “Si me hacés cantar, yo te doy diez pesos”, le dijo, pero las circunstancias hicieron que tenga que pasar un tiempo para cumplir lo prometido.
Sus comienzos en Los Bingos
El 23 de agosto de 1998, la banda catamarqueña Los Bingos (la misma en la que más adelante debutaría Damián Córdoba) hace de telonera de La Mona en un evento de La Casona. El cantante, un joven Walter de 16 años, interpreta "Amor de alquiler" ante una multitud. "Es el clon, la fotocopia de la Mona Jiménez y gracias a dios es catamarqueño", lo presenta el locutor, y la gente explota.
Un día, Rodrigo Bueno, ya consagrado, llega a Catamarca para hacer un show. Estaba en un boliche cuando en una radio escuchó una canción de Walter: "¿Quién es ese chico "con la voz parecida a la Mona Jiménez"?, dijo, y pidió que se lo presenten. Tras conocerlo, le pide permiso a su mamá y se lo lleva a Tucumán a trabajar con él. Juntos, hacen el hit "Por lo que yo te quiero", que se convirtió en éxito nacional y quedó registrado en un disco en vivo del Potro.
+ Archivo 2001: Walter Olmos en Córdoba:
La gran consagración del catamarqueño se dio a mediados de 2001. Tras la muerte de Rodrigo, Walter Olmos se convirtió en uno de los cantantes más populares de música de cuarteto a nivel nacional, llegando a hacer, con tan solo 20 años, dos Luna Parks con entradas agotadas.
Fue en esos shows en que el catamarqueño le da el empujón al por entonces joven Damián Córdoba para lanzar su carrera. Cuando él tenía tan solo 13 años, se presentó a un casting para reemplazarlo en el grupo catamarqueño Los Bingos, tras la salida de Walter. Allí es cuando Olmos lo descubre y lo lleva consigo a Buenos Aires, donde lo hace tocar a su lado como artista soporte. Gracias a él, Damián pisa por primera vez el escenario del Luna Park. Trabajaron dos años juntos hasta su lanzamiento como solista, etapa en la que Walter lo apoya como representante.
Un precipitado final
La madrugada del 8 de septiembre de 2002, Walter estaba hospedado en la habitación 22 de un discreto hotel del barrio porteño de San Cristobal. En algunas horas más, actuaría en tres bailantas distintas. Pero antes, el cantante se entretenía con un juego macabro.
"Él jugaba, tiraba, nos apuntaba a todos con el arma, decía que no funcionaba", relató días después un integrante de su banda. Los que estaban con él, dos músicos, un sonidista y un plomo, lo escucharon varias veces gatillar e intentaron hacer que parara, pero no les hizo caso. “Entré a la habitación y me puso el arma en la cara. Escuché un clic y le dije: ‘Dejate de joder con eso que le vas a pegar un tiro a alguien’”, narró el sonidista López. "Ves que no pasa nada, ya le saque la bala", le respondió él.
Se acostó sobre la cama de su habitación, apuntó a su sien y disparó. Una muerte absurda con dos velatorios multitudinarios: uno en una bailanta del gran Buenos Aires y otro en Catamarca. A 19 años de su muerte, las últimas horas de Walter todavía son un misterio.