“Es un museo a cielo abierto”. Así definió Kuki Peralta al cementerio San Jerónimo. La guía turística acompañó al equipo de Seguimos en El Doce en una exclusiva visita y reveló algunos de los secretos de este sitio histórico de Córdoba.
La necrópolis está cumpliendo 180 años desde su inauguración. Fue establecida por el Marqués de Sobremonte en 1843 cuando La Docta dejó de poder enterrar a sus muertos en los campos santos de las principales iglesias por cuestiones sanitarias.
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Desde entonces ha alojado a algunas de las personalidades más importantes de Córdoba. Pasando por exgobernadores como los hermanos Juárez Celman, Marcos Juárez y José Manuel de la Sota, a deportistas y músicos como el automovilista Oscar Cabalén y el folclorista Chango Rodríguez.
Una venganza desde el más allá
Entre las cientos de historias que alberga el cementerio, hay una favorita para los amantes de lo paranormal. Su protagonista es Rita Warcalde, una mujer de la Córdoba de antaño que se casó con el político y abogado Jose del Viso Crespo.
Peralta detalló que la historia de amor fue muy fugaz ya que la novia falleció al poco tiempo de haber contraído matrimonio, mientras daba a luz a su primera hija. Su marido viajó a Italia para conseguir a un escultor que fuera capaz de tallar una estatua que hiciera honor al mausoleo.
En Europa conoció al célebre Tadolini y le encargó un ángel con el rostro de su amada, que todavía está en el San Jerónimo.
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Mientras del Viso regresaba del viejo continente su única hija falleció. A pesar del dolor, el aristócrata reconstruyó su vida y volvió a casarse. Sus segundas nupcias fueron con María Torres Cabrera.
Pero la leyenda dice que esto despertó la furia de la difunta. Al tiempo, un rayo impactó en el mausoleo de Warcalde y partió la placa que del Viso le había dedicado. La inscripción que en un principio leía “De tu dolorido marido" se quebró en la “r”, dejando por un lado “tu dolor” y por el otro “ido marido”.
Lejos de caer en supersticiones el abogado reemplazó la lápida. Pero un segundo relámpago cayó y volvió a destrozarla.
Del Viso falleció años más tarde y fue enterrado en el mismo lugar. Su segunda esposa, Torres Cabrera, también tuvo su venganza. Cuando ella murió, su familia ordenó retirar el cuerpo de Warcalde y colocar el suyo en su lugar.