La cultura de oriente, a menudo, puede parecer paradójica. Por ejemplo, cuando un japonés hace una medida de fuerza de carácter laboral, en vez de parar, trabaja más. Así, puede entenderse que el restaurante Gold Curry haya decidido, en vez de cobrar, pagarles a los clientes, con la condición que dejen vacía una enorme ensaladera de comida.
Como gesto cultural o como forma de promocionar el negocio, los dueños del comedor no sólo le sirven gratis al comensal las exquisiteces que cocinan, sino que, además, dejan al cliente con la panza llena y el bolsillo contento.
No se trata de una especialidad cualquiera, es sólo para estómagos profundos y valientes. Quién deje el plato en condiciones de pasar el pancito sin obstáculos en menos de una hora, se hace acreedor a la suculenta cifra de 900 dólares, casi 14.500 pesos argentinos.
¿De qué se trata? De devorar, en menos de una hora, 10 kilos del manjar de la casa: arroz al curry con carne de cerdo y tiras de repollo.
Gold Curry es una casa de comidas conocida en la ciudad de Ishiwaka por plantear competencias a los clientes. Por ejemplo, son gratis dos kilos de arroz (con valor de 18 dólares) si se comen en menos de 15 minutos; no tiene costo, si el plato que pesa cuatro kilos (31 dólares) se lo ingesta en menos de media hora; o se le paga al cliente 450 dólares si puede comer, en menos de 45 minutos, un plato de arroz con valor de 78 dólares.
La prueba principal de 10 kilos, que sirve para alimentar a una familia entera, incluido el novio de la hija y dejando resto para un tupper grande, no ha podido ser superada. Turistas argentinos que visiten Japón, ya saben, no acepten sandwichitos en el avión.