“Viejos son los trapos” reza el dicho popular. Ilda Carletti es el vivo ejemplo de esto: a sus 80 años se animó a cumplir su sueño, saltar en paracaídas.
La oriunda de Chabás (Santa Fe) contó a La Capital que es algo que anhelaba desde que era chica. La obsesión surgió después de que vió imágenes de gente lanzándose desde aviones en el cine. "En cada uno siempre queda alguna ilusión, que se prolonga a través de la vida, la mía era esa", comentó.
La mujer está convencida de que la edad no es un limitante y es fanática de la adrenalina. Hace unos años buceó en Puerto Madryn. También viajó en helicóptero en Ushuaia y hasta voló en parapente.
Aún así los años pasaban y la abuela no podía cumplir su máximo deseo. Todo cambió cuando de casualidad se lo reveló a uno de sus nietos, Bruno. El joven de 20 años no dudó, se puso manos a la obra y dio con una empresa que se dedica a saltos bautismo.
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Esta semana todo el clan Carletti la acompañó al aeródromo de Cañada de Gómez. Antes de subirse al avión, gritó: "¡Alguien que me abrace que tengo miedo!". Pero Ilda nunca estuvo en riesgo, ya que fue acompañada por un instructor con más de 19 años de experiencia.
Al aterrizar, le dedicó la experiencia a su amiga Iris, quién también acababa de cumplir ocho décadas. Y sin tomarse un descanso, partió hacia la fiesta de su camarada.