En Bangladesh la temperatura llega comunmente a los 45 grados y el alto índice de pobreza hace imposible que la mayoría de las familias tengan aires acondicionados tradicionales. Por eso, a base de ingenio, un joven diseñó un sistema de refrigeración con material descartable y que no está conectado a la red eléctrica.
Para crearlo se inspiró en el soplido humano y utilizó botellas plásticas y cartón. Así logró reducir hasta nueve grados la sensación térmica en un ambiente.
¿Cómo funciona? Tal como en nuestros soplidos, cuando la boca está más abierta la exhalación de aire tiene mayor temperatura, mientras que si se lo hace creando un orificio pequeño o especie de tubo con las manos saldrá más frío.
El Eco Cooler -así lo patentó el inventor- tiene la misma lógica. En un tablero de cartón se realizan agujeros y en éstos se insertan los cuellos de botellas de plástico. Colocados en ventanas o balcones, reducirán considerablemente el calor y no se gastará ni un solo peso.
Un éxito en Asia
Ashis Paul, el inventor, se asoció con una empresa publicitaria para distribuir el Eco Cooler. Desde mediados del 2016, 25 mil artefactos llegaron a los hogares y brindaron un alivio ante tanta pobreza.