La ocasión hace al ladrón, pero no le asegura tener billetes inmediatamente. Un hombre vio que las llaves estaban puestas dentro de un auto ajeno y se tentó con el delito. Robó una Ferrari valuada en un cuarto de millón de dólares, pero no tenía dinero en el bolsillo para la nafta.
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Israel Pérez Rangel, de 38 años, fue visto pidiendo plata en una estación de servicios de California. Ese comportamiento llamativo, sumado a la actitud insólita de desconocer cómo se llenaba el tanque de combustible, sorprendió a los testigos y alertó a las autoridades.
Según informó la agencia EFE, el “pobre” delincuente que intentó huir a pie fue detenido, escondido detrás de unos arbustos cercanos. La justicia le imputó ser autor de los delitos de hurto y vandalismo.
Dos semanas antes que se activara el marcador de reserva de gasolina, Susan Friedman dejó su Ferrari, modelo 458 Spider, en una concesionaria de Los Ángeles para hacerle el servicio de mantenimiento.
Según registros de las cámaras de seguridad, uno de los empleados del negocio dejó las llaves en el asiento del acompañante. Pérez Rangel se aprovechó del descuido y arrancó el bólido italiano.
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Poco le importó a la dueña recuperar el vehículo de Il Cavallino Rampante. Con lo que cobró por el seguro, se compró un Lamborghini Huracan 2018.