El 24 de junio de 1947, Kenneth Arnold, un piloto de avión privado, sorprendió al afirmar que vio nueve objetos extraños brillantes durante uno de sus viajes. Para él, sin dudas, eran "platos voladores", por lo que se convirtió en el creador del concepto.
No hace falta repasar mucho lo que sucedió desde ese momento: las teorías se multiplicaron por miles y hasta hoy en día son muchos los que aseguran ver OVNIS en distintas partes del mundo. Pero un cordobés -¿quién si no?- tenía todas las respuestas. El 12 de julio de aquel año, redactó una carta y se la envió desde Villa María al por entonces presidente de Estados Unidos, Harry Truman.
"Me veo obligado de llamarle la atención para explicar la causa y el motivo de este extraño fenómeno", escribió el cordobés en su carta.
"Teniendo en cuenta el gran interés en todo el mundo por los llamados 'platos voladores', me veo obligado de llamarle la atención para explicar la causa y el motivo de este extraño fenómeno", arranca el texto. Y el remate fue desopilante: "Fueron causados por mi mujer. Hace unos días, ella y yo nos peleábamos, y ella me tiró varios platos por la cabeza. Pero lo hizo con tal impulso, que los platos viajaron por el aire y siguieron camino por todo el mundo".
"Si usted fuera tan amable, por favor, de devolverme los platos cuando los agarren, ya que comprar platos nuevos sería demasiado caro", cerró el bromista cordobés, que firmó como "El dueño de los platos voladores".