A finales de agosto, Abdul Halim al-Atta fue fotografiado vendiendo lapiceras, junto a su hija, por las calles de Beirut, Líbano. La foto se convirtió en viral en Twitter y tres meses más tarde pasó a ser empresario.
La campaña de financiación masiva juntó más de 200 mil euros para Abdul con lo que él pudo abrir un restaurante, un puesto de kehab y una panadería. Con sus negocios le dio empleo a otros 16 refugiados.
El islandés Gissur Simonarson fue el que tomó la foto al sirio y creo la campaña para juntar dinero.
"He recibido muchas peticiones para ayudar a este hombre y a su hija. ¿Alguien conoce a gente en Beirut capaz de localizarlos?", fue el mensaje en Twitter que empezó la campaña en favor de Abdul.
Abdul Halim al-Atta destinó el dinero en asistir a sus familiares y amigos, puso sus tres negocios y se mudó a una casa con su familia, ya que antes vivía en una habitación.