Durante años, el hallazgo del raro cuerpo provocó todo tipo de rumores. Finalmente, la ciencia tras los estudios realizados dio su veredicto.
El esqueleto es humano y perteneció a una niña nacida con una extraña mutación genética. Según la investigación, se pudo demostrar que sufrió enanismo, malformaciones y envejecimiento prematuro. "Dado su tamaño y la gravedad de sus mutaciones, parece probable que fuera producto de un parto prematuro", dijo Garry Nolan, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
El estudio del ADN determinó que el esqueleto se conservó en buen estado durante unos 40 años y descartó que se trate de un cuerpo antiguo como se especuló al principio.
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Medía unos 15 centímetros y sufrió un particular desgaste de los huesos por las malformaciones en los meses de gestación. También se pudo determinar que era originaria de América del Sur y pertenecería a una comunidad aborigen de la región andina habitada por los chilotes chilenos.
Otra conclusión sobre la malformación del feto humano estaría vinculada a la contaminación. “El espécimen fue encontrado en La Noria, uno de los muchos pueblos mineros de nitrato del desierto de Atacama abandonados. Esto sugiere como posible factor la exposición prenatal a ese mineral, que daña gravemente el ADN", señaló el estudio.